Un feroz tiranosaurio rex posa amenazante en lo alto del balcón de la Casa Miguel Alemán, debajo de un sol arrasador y ante la mirada expectante de cientos de visitantes. Los dinosaurios han regresado al lugar donde hace apenas seis años era la mansión de lujo del poder presidencial.
Ayer se inauguró la exposición Dinos en Los Pinos: Dimensiones prehistóricas, la cual conjuga ciencia, arte y tecnología para hacer presentes las señales de la evolución de la vida en nuestro planeta.
Esqueletos de tamaño natural y fósiles preservados entre la profundidad de la tierra fueron instalados en la residencia, mientras en las áreas verdes del extenso complejo cultural en Chapultepec se aprecian reproducciones realistas de animales, así como otros intervenidos artísticamente, con alas y colores de alebrijes, otros más al estilo del arte del pueblo wixárica.
¡Grrruuaaaaaaggghhh!, imita el sonido una niña junto a un tigre dientes de sable en pleno salto. Caras despavoridas o manitas en forma de garra eran las reacciones de quienes se detuvieron entusiasmados y asombrados junto a los animales que han visto en libros y películas. Los padres no desaprovecharon el momento para tomar fotografías con el teléfono. Desde el andén del Metro los curiosos preguntaban dónde estaban los dinosaurios, cada paso que se acercaban a Los Pinos aumentaba su emoción.
Los pequeños lucieron para la ocasión gorras, mochilas, camisetas y juguetes con estampados de los temibles T-Rex, el emblema de Jurasick Park o Triceratops.
La exposición temporal fue producto de la colaboración entre la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la Secretaría de Cultura federal y el Museo del Desierto, en Saltillo, Coahuila, que tiene una extensa colección de fósiles, plantas y animales característicos de esta región. También se muestran cuatro especies de dinosaurios que habitaron en esta zona: Isauria, Sabinosaurio, el Tiranosaurio rex y el Quetzalcoatlus, nombrado en honor de la deidad mexica.
“Los ecos de las diversas eras de nuestro planeta se manifiestan en nuestro aquí y ahora en distintas dimensiones de su acontecer, dejando ver una conciencia que ha creado monumentos a través de sus fósiles y esqueletos”, se explica antes de ingresar a las galerías, donde se montaron los esqueletos bajo los elegantes candiles de cristal.
Entre el verdor de los jardines que eran exclusivos para los presidentes y sus séquitos, se instaló una decena de dinosaurios, y no precisamente los del partido tricolor que gobernaron por 70 años, sino los gigantescos animales prehistóricos. De varios metros de altura, como si estuvieran retozando el aire libre, despiertan la curiosidad por aprender más sobre sus costumbres, qué comían, cuánto podían vivir, quiénes eran sus predadores, por qué desaparecieron.
Marcelo Ebrard Casaubón, secretario de Relaciones Exteriores, hizo la inauguración oficial de la exposición ante cientos de personas que llenaron las escaleras de la casona presidencial, así como los jardines, a la espera de poder pasear entre los gigantes que en un reto al tiempo volvieron a pasear por el complejo de la residencia presidencial. En la ceremonia lo acompañó Homero Fernández, director del Complejo Cultural Los Pinos y Arturo González, director del Museo del Desierto.
Horas antes, Ebrard Casaubón invitó en sus redes sociales a la inauguración de los “dinosaurios en Los Pinos (no los que ya se fueron, sino los del Museo del Desierto. Jaja) ¡Algo excepcional”, a través de un video en el que dijo estar preparando la entrega de la oficina de la SRE, que deja mañana. Su visita en Chapultepec fue su última ceremonia a la que asistió como canciller.
“Estuvimos preparando y trabajando muy fuerte varios meses para organizar una exposición muy interesante que vi en el Museo del Desierto, en el norte del país: una colección de lo que fueron los dinosaurios en México. Está impresionante”, desde donde se movieron todos los dinosaurios y sus huesitos para traerlos a la capital del país por algunos meses. Porque en el planeta y en Los Pinos los dinosaurios están desaparecidos.