Cherán, Mich. La comunidad purépecha de Cherán no sólo logró expulsar al crimen organizado y a las autoridades municipales coludidas con el saqueo de madera, sino que después de 12 años ha conseguido reforestar 90 por ciento de las 10 mil hectáreas de bosque que habían sido devastadas, aseguraron integrantes del gobierno comunal.
“Ha estado también de nuestro lado la naturaleza, que nos ayudó a cubrir nuevamente de pinos, pinabetes, y otras especies nativas, los montes que fueron destruidos por delincuentes”, señaló Reynaldo Durán Velázquez, miembro del consejo de autoridades tradicionales, elegidas por usos y costumbres en asamblea general, después de un enfrentamiento con la delincuencia organizada en abril de 2011.
Como ejemplo de la recuperación forestal que se ha alcanzado en la zona, los representantes comunales de Cherán mostraron a La Jornada la abundancia de vegetación en el cerro de San Miguel, luego de que fue casi totalmente talado. La mayoría de los árboles, dijeron, fueron sembrados por la gente de la demarcación en poco más de una década.
También la fauna ha aumentado; hay varias especies como venado, coyote y armadillo que se reprodujeron debido a que fue prohibida la cacería entre los pobladores de la localidad y vecinos de la misma. Sin embargo, aún quedan huellas del saqueo, como troncos casi a ras de suelo entre árboles reforestados.
La comunidad de Cherán, de 17 mil habitantes, cuenta con un vivero comunal que en 2022 produjo 50 mil plantas y 140 mil en lo que va de este año. Además, hay otros 17 viveros promovidos por el programa gubernamental de Sembrando Vida, en cada uno de los cuales laboran 20 personas.
Se producen cedro y árboles frutales como capulín, granada y durazno, detalló Francisco Sánchez, uno de los responsables del vivero comunal. “El gobierno también nos ha apoyado con mucha planta”, añadió.
Durán Velázquez explicó que en las aproximadamente 18 mil hectáreas de arbolado en Cherán no hay plantíos de aguacate, porque “da tristeza ver a comunidades vecinas que han cambiado el uso de suelo forestal por cultivos de este tipo.
“Olvidan que el bosque es el que conserva la humedad y proporciona agua a toda esta región que comienza a padecer escasez, y los que la tienen ya no es tan abundante como hace poco más de 15 años; nosotros todavía estamos viviendo las consecuencias de habernos quedado casi sin bosque”.
Indicó que la comunidad no extrae árboles, sólo aprovecha la madera de aquellos que se incendian o los que tienen plagas, pues “por el saqueo que hizo la delincuencia organizada los 10 manantiales que hay en esta área producen menos agua. La crisis del líquido se agudizó por la tala y por el cambio de uso de suelo en poblados de la meseta”.
Años de control
Aproximadamente desde 2007 los recursos forestales del territorio de Cherán comenzaron a ser saqueados por grupos delictivos de Tanaco, Huécato, San Lorenzo y Capacuaro, “y los teníamos bien identificados”, apuntó Reynaldo Durán.
Incluso gente del pueblo vio cómo le entregaban dinero a Mauricio Cuitláhuac Hernández, El Güero, líder templario que operaba en esta zona purépecha –originario de Rancho Seco, poblado de la zona de la Cañada de los Once Pueblos–, a quien se adjudicaban al menos 10 asesinatos de comuneros y que fue ultimado en agosto de 2012.
“Ha sido un proceso complicado y largo. Después de que mataron a varios de nuestros compañeros y de que habían sido taladas miles de hectáreas, sobre todo de los cerros San Miguel y El Pilón, el pueblo comenzó a organizarse para defenderse, porque daba tristeza ver cómo los bosques eran arrasados y cómo bajaban, por en medio del pueblo, camiones y camionetas repletos de madera”, afirmó el consejero Mariano Ramos.
“Cuando los talamontes llegaron hasta el lugar conocido como La Cofradía, donde se encuentra el manantial principal que durante mucho tiempo abasteció a los habitantes de Cherán, nos dimos cuenta de que podíamos perderlo todo.”
Refirió que estaba en riesgo la vida de sus hijos y nietos; sabían lo que significaba que se secara el ojo de agua. “Todavía estamos viviendo las consecuencias del daño que provocaron los saqueadores, porque hay menos líquido a pesar de todo el trabajo que venimos realizado”.
Miguel Rosas, quien trabaja en el vivero, expuso que hace unos cinco años iba a vender los árboles de un predio de su propiedad ubicado en las faldas del cerro San Miguel, pero se arrepintió y mejor se fue de migrante a Estados Unidos.
Después de tres años regresó y vio que no quedaba un solo árbol, pues todos se los llevaron, incluyendo los más antiguos, que tenían más de un metro de diámetro.
“Denunciamos en varias ocasiones lo que estaba sucediendo y la policía estatal sólo fingía, pero sabemos que ellos mismos les avisaban a los maleantes, porque cuando venían a hacer una inspección no encontraban nada; se iban y no los volvíamos a ver.
“Mientras que la policía municipal y los funcionarios del ayuntamiento sólo observaban cómo pasaban los camiones cargados de madera, como si fuera algo normal”, puntualizó Miguel.
El 15 de abril de 2011 los pobladores pusieron fin a años de saqueo y violencia en su contra; un numeroso grupo de hombres y mujeres decidieron tomar el control de las calles del poblado utilizando para defenderse lo que tenían a la mano. Desde ese momento lucharon por su autonomía y la consiguieron.
El consejero Durán recalcó que “lo que verdaderamente unió a todo el pueblo fue cuando vimos que estaban afectando los manantiales y la vida de nuestra gente”.
Buen gobierno comunal
Marco Antonio Jerónimo Leco, coordinador del gobierno comunal, resaltó que a Cherán le ha ido bien con su nueva forma de gobierno. “No ha habido levantamientos, no se han registrado asesinatos. Antes a las 8 o 9 de la noche la gente ya no podía salir de sus casas.
“Establecimos barricadas (filtros de seguridad) en los tres accesos al pueblo, pero sobre todo tenemos confianza en los 60 elementos que integran la ronda comunitaria. Sólo le pedimos al gobierno que nos ayude a mejorar el salario de nuestra policía, porque es muy bajo”, agregó.
Otro factor que ha ayudado a mejorar las condiciones de vida de la localidad son los migrantes; en Estados Unidos viven unas 18 mil personas originarias del pueblo que envían recursos, quienes regresan de vez en cuando e invierten en comercio y otros negocios.
No obstante, Marco Antonio advirtió que aunque en Cherán ya no hay crimen organizado, sí existen grupos de jóvenes que utilizan drogas, que no trabajan ni estudian, “y que roban cosas para mantener su vicio”.
Suman cuatro administraciones de gobiernos comunales –de tres años cada una–, “y hemos trabajado bien sin partidos, ni candidatos, pero tenemos que seguir fortaleciendo a las autoridades electas en asamblea general por los habitantes de los cuatro barrios”, concluyó Jerónimo Leco.