El director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), doctor Jarbas Barbosa, alertó que la región de las Américas enfrenta una crisis de salud mental, agudizada por la pandemia de Covid-19. En la presentación del informe “Una nueva agenda para la Salud Mental en las Región de las Américas”, destaca que durante la emergencia sanitaria aumentaron los padecimientos mentales como la depresión y la ansiedad.

Además, dijo, en videoconferencia, la mayoría de quienes enfrentan algún padecimiento mental en la región debieron hacer frente a la interrupción sin precedente de los servicios de salud mental “justo cuando más se necesitaban”. Subrayó que la crisis de salud mental en América Latina y el Caribe no inició con la pandemia.

Datos obtenidos en 2018 señalan que el índice de suicidios, a diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo donde mantiene una tendencia a la baja, en las Américas aumentó en 17 por ciento en las pasadas dos décadas, mientras que en el periodo de 12 meses previo a la recolección de los datos se estimó que cerca del 20 por ciento de la población en la región experimento una afección mental.

A la falta de atención a los padecimientos mentales, dijo, se suma la brecha en el acceso al tratamiento, pues se estima que 80 por ciento de los pacientes con trastornos mentales graves no reciben tratamiento. Y quienes acceden, enfrentan el riesgo de uno de los periodos de internamiento más elevados de las siete regiones de la Organización Mundial de la Salud, al darle prioridad a la atención en hospitales psiquiátricos.

Frente a esta grave crisis, indicó, se mantiene un financiamiento público “inaceptable” del sector de la salud mental, pues a nivel regional se estima que únicamente se invierte por parte de los gobiernos el 3 por ciento del presupuesto destinado a la salud en general.

Por su parte, la doctora Epsy Campbell Barr, presidenta de la Comisión de Alto Nivel sobre Salud Mental y Covid-19, destacó que ante los desafíos que enfrenta la región en materia de salud mental, se presentan diez recomendaciones para enfrentar los problemas más urgentes.

Entre ellas elevar la salud mental a nivel nacional y supranacional; integrarla en todas las políticas; aumentar la cantidad y mejorar la calidad del financiamiento; garantizar los derechos humanos de las personas con problemas de salud mental, así como mejorar y ampliar los servicios y atención a nivel comunitario.

Campbell Barr destacó que se debe fortalecer la prevención del suicidio, pero también adoptar un enfoque transformador frente a la violencia de género, el racismo y la discriminación racial y considerarlos como importantes determinantes de la salud mental.