Mientras algunos medios de comunicación occidentales aseguran que ya comenzó la ofensiva ucrania, y Kiev ni lo confirma ni lo desmiente, las autoridades de ambos lados del río Dniéper se volcaron ayer en las labores de rescate de los miles de damnificados por la inundación en la región de Jersón, al romperse hace dos días la presa de la hidroeléctrica de Kajovka y desatarse la furia del agua de su embalse por causas aún desconocidas y que se atribuyen por igual rusos y ucranios.
El nivel promedio del agua alcanzó ayer por la mañana 5 metros 61 centímetros, de acuerdo con el jefe de la administración regional nombrado por Kiev, Oleksandr Proskudin, quien estimó que 600 kilómetros cuadrados se encuentran anegados en la región de Jersón, de ellos 32 por ciento en la margen derecha del río Dniéper y 68 por ciento en la orilla izquierda, más baja, ocupada por las tropas rusas.
A la catástrofe, con miles de personas que han tenido que abandonar sus casas o que esperan ser rescatadas en los techos de sus viviendas, con enormes extensiones de tierras de cultivo anegadas, decenas de localidades sin agua potable ni luz, un nuevo peligro para la gente emergió ayer con las minas que sembró Rusia para defender sus posiciones y que, con el torrente de agua que removió la tierra, explotaron o están flotando sin control.
El miércoles, el jefe de la administración rusa en la parte ocupada de Jersón, Vladimir Saldo, declaró que la voladura de la presa (por los ucranios, según él) beneficia al ejército ruso porque hace casi imposible el traslado de armas pesadas al otro lado del afluente; sin embargo, ayer aparecieron las primeras imágenes de satélite que muestran que nada queda en la línea fortificada de defensa que había levantado el ejército ruso en la zona ahora inundada.
El mando militar ucranio aseguró que, tras la voladura de la presa, Rusia replegó 15 kilómetros a sus tropas y armamento en la margen izquierda del río. Circulan videos en los que se ve –en los primeros minutos de la inundación– a grupos de soldados rusos, con el nivel del agua a la cintura, abandonando sus posiciones conforme avanzaba hacia ellos el torrente de líquido.
A todo esto, rusos y ucranios siguen inculpándose, no sólo de haber causado la destrucción de la presa, pues ayer cruzaron acusaciones de que sus tropas bombardearon la zona afectada por las inundaciones durante las labores de rescate.
Los proyectiles rusos cayeron en la margen derecha del Dniéper y causaron nueve heridos después de que se divulgaron imágenes de lavisita sorpresa del presidente ucranio, Volodymir Zelensky, a la zona de Jersón para “animar a los damnificados y coordinar los trabajos de los servicios de emergencia”, informó su oficina.
El ejército ucranio ha lanzado ataques contra las fuerzas rusas de ocupación en la región clave de Zaporiyia, en lo que parecen ser los primeros asaltos fuertemente armados de su muy esperada contraofensiva. #Infografía Graphic News.
Las bombas ucranias golpearon la localidad de Goloya Pristan, bajo control ruso, donde opera un centro de evacuación. Murieron dos personas y hay heridos, reportó la administración rusa de Jersón.
En tanto, en La Haya, en la Corte Internacional de Justicia, que tiene competencia en disputas entre estados, tocó el turno al embajador ruso, Aleksandr Shulguin, de responder las acusaciones que lanzó un día antes Ucrania en el sentido de que “Rusia es un Estado ‘terrorista’, un agresor” que “voló la presa de Kajovka”.
Shulguin reviró: “Esto es responsabilidad de Ucrania. El régimen de Kiev no sólo lanzó masivos ataques de artillería contra la presa en la noche del 6 de junio; también forzó deliberadamente el nivel del agua del embalse de Kajovka a un punto crítico al romper las esclusas de la hidroeléctrica”.
Ni el diplomático de Moscú ni el de Kiev presentaron pruebas que avalen los cargos que imputan a su enemigo.
El ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, remplazó a su vocero, Igor Konashenkov, al salir en los noticiarios de la televisión pública para informar ayer que su ejército frustró el intento de las tropas ucranias de romper la defensa en cuatro sectores del frente de Zaporiyia.
“Hoy (jueves) a, la 1:30 horas tiempo de Moscú, el enemigo intentó romper nuestra defensa con fuerzas de la 47 brigada motorizada, integrada por hasta mil 500 efectivos y 150 tanques y vehículos blindados, en cuatro sectores del frente de Zaporiyia”, señaló Shoigu y celebró que “el enemigo no pudo cumplir el objetivo de este ataque, retirándose con numerosas bajas”.
Ucrania, que igual que Rusia y cualquier otro país en guerra sólo da a conocer sus éxitos en los campos de batalla, nada comentó acerca de la incursión nocturna mencionada por Shoigu.
Tácticas de guerra
Desde el domingo pasado, algunos medios de comunicación, citando a fuentes anónimas o a analistas de inteligencia de países de la alianza noratlántica, dan por hecho que la ofensiva ucrania comenzó, pero otros observadores consideran que la activación innegable de los combates se debe a la estrategia del general Valeri Zalushny, comandante en jefe del ejército ucranio, quien de acuerdo con esa lectura estaría ordenando ataques tácticos en distintas zonas para medir la capacidad de defensa rusa y, de paso, confundir al Estado Mayor del ejército ruso al sembrar dudas respecto a dónde se propone dar el golpe principal.
El gobierno ucranio ni confirma ni desmiente el comienzo de la ofensiva. Como es comprensible, no ha hecho del dominio público sus objetivos y plazos, más allá de lo obvio que es recuperar cuanto más territorios se pueda. Sobre el cuándo de la ofensiva, el presidente Zelensky respondió a la prensa: “Ya lo verán”.
En el frente de Zaporiyia, de acuerdo con el capitán Valery Shershen, en funciones de vocero de las fuerzas ucranias conjuntas de defensa de la zona de Tavria, tienen lugar “pequeñas operaciones de ataque” para buscar “posiciones más favorables”.
Mientras, la viceministra ucrania de Defensa, Hanna Maliar, afirmó que en las afueras de la ciudad de Orejov, también en Zaporiyia, las tropas rusas se encuentran en “fase de defensa activa” y asimismo hay combates más al este, cerca de Bolshaya Novosiolka.
En Zaporiyia, en opinión de expertos militares, es previsible que haya muchos intentos de romper la línea de defensa rusa, pues para Kiev sería un gran éxito –aunque Rusia seguiría ocupando parte considerable de su territorio– llegar hasta el mar de Azov y al menos crear una brecha en la suerte de corredor terrestre que une la península de Crimea con la región rusa de Krasnodar, sin descartar retomar el control sobre la central atómica de Zaporiyia.
Kiev ha rechazado los informes de que parece haber comenzado su largamente esperada contraofensiva, con intensos combates en al menos tres frentes. Vía Graphic News