Xalapa, Ver., José Mateo Tejeda llegó a vivir a la Barra de Chachalacas, en Úrsulo Galván, en 1967. Desde entonces se hizo pescador y comenzó su batalla contra los ingenios La Gloria y El Modelo, que cada año arrojan sus residuos al río Actopan y la laguna Cabana, lo que provoca la muerte de peces, como la descarga que este fin de semana ocasionó la pérdida de 30 toneladas de mojarras.
El pescador de 70 años se quejó: “En 2022 perdimos 50 toneladas, ahora fueron 30. Con las autoridades estatales y federales hemos tenido una infinidad de pláticas, pero nada avanza”.
Los pescadores de la barra de Chachalacas estiman que las pérdidas económicas por la mortandad de mojarras asciende a 2 millones y medio de pesos. En “comprar los peces, el alimento y la infraestructura que se ha adquirido, hemos metido un millón de pesos, para no recibir nada”, comentó el pescador.
Ante ello, José Mateo Tejeda recibió una invitación al Congreso de Veracruz para sostener una reunión con el diputado Paul Martínez Marie, de la Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático y funcionarios estatales.
“¿A qué voy? No sé. Ellos fueron los que me llamaron, y yo voy a ir a escucharlos, pero esos señores de nada me sirven, de nada, porque todavía tengo que ser yo quien gaste en ir a verlos”, aseguró.
Este fin de semana, el ingenio La Gloria vertió desechos al río Actopan; eso no sólo causó la muerte de peces, sino también de tortugas y otras especies que habitan en el cauce, incluidas mojarras que los pescadores tenían en siete jaulas.
Del domingo a la fecha, los productores no han dejado de recolectar los pescados muertos que flotan en el río para enterrarlos en algún sitio alejado del agua y evitar que el problema se extienda.
El trabajo de limpieza lo hacen solos. Sólo una bióloga de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca y un par de trabajadores de Sanidad han acudido al sitio.
Ninguna autoridad se ha acercado a los afectados para ofrecer alguna alternativa para recuperar las pérdidas económicas que dejó esta situación o para ofrecerles otra opción para ganarse la vida.
“Para trabajar, el gobierno no nos da nada; lo hacemos con fuerzas propias y con créditos que hemos conseguido. Y eso es lo que nos preocupa ahorita. ¿Con qué vamos a pagar, si ya se acabaron la producción?”, lamentó José Mateo.
Mateo Tejeda es uno de los pescadores más queridos en la localidad por su lucha contra los ingenios. En más de una ocasión él y sus compañeros han realizado protestas, reuniones o gestiones con diputados locales, federales y funcionarios de diversos niveles de gobierno. Pero hasta ahora no se ha encontrado una solución al problema.
“Nosotros nos apretamos el cinturón para darle de comer a las mojarras, nos limitamos con nuestras familias para mantenerlas vivas, y la gente de estos negocios viene y nos da en la torre”, señaló.
Con su experiencia, advierte que él y sus compañeros tendrán que enfrentar solos esta nueva pérdida de producción. “Ellos (las autoridades) lo que hacen es multar a las empresas contaminadoras, van y le sacan un dinero”.
En esta temporada del año, cuando la zafra ha concluido, los encargados de los ingenios aprovechan para limpiar las máquinas y los residuos de esa limpieza –que contienen sosa cáustica– se suelen derramar al cauce del río, provocando su contaminación.
Pero no es lo único que contamina: la alcoholera del ingenio La Gloria vierte linaza al río. Explicó: “Ellos producen 60 mil litros de alcohol por cada turno, son tres turnos al día, y para producir un litro de alcohol, producen 14 litros de linaza. Ellos tienen unos almacenes, y cuando se rebalsan, comienzan a escurrir al río”.