La lista es extensa: porque no necesita financiamiento bursátil, no sabe cómo participar en el mercado, no quiere compartir el patrimonio de su empresa, los costos de operación son altos, no conoce el sector, obtiene financiamiento de otras fuentes, hay que realizar muchos trámites complicados o se solicitan muchos requisitos. Estos son algunos motivos por los que las empresas en México no están interesadas en financiarse en la bolsa, pero que los nuevos cambios en la Ley del Mercado de Valores “intentarán” quitar de en medio.
Es evidente que México está ante un problema cuando desde hace más de cinco años, las ofertas públicas iniciales (OPI) son inexistentes, pero también hay ahora menos empresas (cerca de 50) que cotizan en la bolsa en México de las que había hace más de dos décadas.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Financiamiento de las Empresas, que dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 45 por ciento de las empresas no interesadas dieron como motivo que no necesitan este tipo de financiamiento (bursátil).
“Más relevante en materia de política pública es que una de cada cuatro empresas que no quieren participar dieron como motivo el no saber cómo hacerlo. Esto sugiere que existe potencial para fomentar la participación en el mercado a través de una mayor difusión de las formas en que es posible financiarse en el sector bursátil”, aseguró el Inegi.
Proceso de crecimiento
Hasta hace no mucho tiempo existía la creencia extendida de que la salida al mercado bursátil de una empresa era una etapa más en la naturaleza de su proceso evolutivo, pero si esto fuera así de fácil no se explicaría que grandes empresas con larga trayectoria como pueden ser por ejemplo Sigma Alimentos, Samsung, Coppel y La Costeña, no coticen en bolsa.
Por otro lado, al igual que sucede en otros países, las empresas cotizadas son una minoría frente al conjunto de empresas existentes. Por tanto, parece más bien que la salida a bolsa (una estrategia para acceder al financiamiento del mercado de capitales o generar la oportunidad a sus accionistas privados de obtener liquidez y diversificar su patrimonio) no es una etapa que acaban alcanzando naturalmente las empresas en su ciclo de vida, sino que se trata de una elección. Hay empresas, por tanto, que optan por cotizar y otras que deciden no hacerlo.
Potencial: 32 mil empresas
De cara a la edición 12 del Foro de Emisoras, organizado por la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), sin duda el desafío más retador es incrementar la participación de las empresas. En un proyecto conjunto, autoridades, AMIB y el gremio bursátil, impulsaron una iniciativa de reforma legislativa que permite tener un nuevo mecanismo de financiamiento para medianas empresas denominado: “inscripciones simplificadas”, precisó Efrén del Rosal, director general de la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB).
El propósito es que más empresas de los diversos sectores productivos tengan acceso a capital y fortalezcan el cumplimiento del objeto social y económico del mercado de valores.
“La meta es ambiciosa, ya que se espera que cientos de prospectos de emisoras que hoy no cuentan con financiamiento, tengan la posibilidad de obtenerlo mediante el mercado bursátil mexicano. Con un potencial de hasta 32 mil empresas que podrían, en un momento dado, tener el gobierno corporativo, además de la capacidad de generar la información y condiciones para asumir una deuda bursátil o emitir capital, mediante colocaciones sustentadas en mecanismos más ágiles que los tradicionales, que precisamente fueron incorporados en el marco legal promovido en el proyecto de Ley del Mercado de Valores (aprobada por la Cámara de Senadores y se espera que por los diputados en septiembre), con base en que estarían dirigidas a inversionistas institucionales y calificados”, describió Del Rosal.
A modo de conclusión, tratar de resaltar los beneficios sobre los costos de la cotización bursátil es una medida necesaria para mejorar la situación y ser capaces de cambiar una tendencia descendente del número de empresas cotizadas que se extiende desde hace años. Tratar de contener o moderar los costos de cotización sería muy recomendable. Promover con incentivos fiscales la presencia de empresas en bolsa, así como aligerar la burocracia del proceso sin que sea vea mermada la seguridad jurídica para los inversionistas es una tarea compleja, pero no imposible. A la luz de la coyuntura actual es un esfuerzo deseable con la vista puesta a medio y largo plazos.