Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) echaron por tierra los arquetipos e ideas que asocian a la mujer sólo con labores domésticas y agrícolas durante el México prehispánico y demostraron su relevancia en la vida política, social, económica y hasta en la guerra.
En específico, centraron sus estudios en la región de la Mixteca, ubicada en el actual estado de Oaxaca, al desarrollar un trabajo de reproducción de la vestimenta y una serie de accesorios utilizados por la princesa Seis Mono o Ñuñuu, del siglo XI, a partir de fuentes históricas e iconográficas.
“Este proyecto surgió hace tres años con la inquietud de demostrar, mediante fuentes históricas y una estrategia de investigación denominada arqueología vivencial, que la mujer de la Mixteca en la época prehispánica tenía la misma importancia social, política y militar que el hombre”, explica a La Jornada el arqueólogo Daniel Santos Hipólito, responsable del estudio.
Para realizar este trabajo, con apoyo del etnohistoriador José Antonio Casanova Meneses, del Grupo Atlatl México, el investigador de la dirección de Salvamento Arqueológico del INAH emprendió un estudio iconográfico con base en los códices Selden, Colombino, Nutall y Bodley, donde este personaje femenino es representado como gobernante y guerrera.
Se le aprecia “con un tocado trenzado, orejeras, huipil, falda, quechquemitl (blusa) de serpiente o de guerra y su nombre calendárico; esas referencias simbólicas fueron las que se intentó reproducir de la manera más fidedigna en este proyecto”, detalla.
En el códice Selden –que se refiere a la genealogía de los gobernantes de la región de Jaltepec, un poblado de la Mixteca Alta– se hallaron los datos específicos de Seis Mono o Quechquemitl de Serpiente, cuyo primer nombre se deriva de la calendárica prehispánica del día de su natalicio y el segundo fue otorgado a los seis o siete años, conforme las usanzas de la época.
“Nació en 1073, fue la última hija de la señora Nueve Viento y el señor Diez Águila, pero debido a que sus hermanos fueron sacrificados, ella quedó como única heredera del yuhui tayu o señorío de Jaltepec”, explica.
Seis Mono es el caso más significativo dentro de la región Mixteca de un personaje femenino de alta jerarquía en el periodo Posclásico (900-1522 dC), aunque no el único, e incluso en los códices mixtecos se aprecia que la pareja de un hombre y una mujer siempre va a aparecer como los nobles o los gobernantes, destaca Daniel Santos.
“Siempre los vamos a tener presentes, aun en el periodo virreinal. Los españoles advirtieron la importancia y el papel sociopolítico de la mujer, tan es así que le mantuvieron ese estatus”, abunda.
“Hay otros personajes (femeninos importantes), como Seis Águila, que también realizaron actividades guerreras. Seis Mono, como se representa en los códices, lideró una guerra. Hay que entender el contexto mesoamericano porque, a diferencia del periodo actual, en el cual el prestigio se obtiene mediante cuestiones económicas, en la época prehispánica era mediante la guerra y las alianzas matrimoniales con personas que ostentaban el poder político.
“Seis Mono cumplió con muchos requisitos que la hicieron apta para tener este rango y ser recordada. Primero que nada, su rango político, porque viene de un linaje ancestral; después, esta serie de guerras que lleva a cabo para afianzar el poder, y finalmente, la alianza matrimonial que estableció con un gobernante, Once Viento.”
Abolición de títulos nobiliarios
Según el arqueólogo, la importancia sociopolítica de la mujer en la cultura mixteca se diluye hasta desaparecer en el transcurso del siglo XIX, debido a los cambios políticos del entonces naciente Estado mexicano.
Entre otros aspectos, indica, se abolieron los títulos nobiliarios y con ello “se mermó a todos esos personajes que tenían un linaje o venían de esas casas dinásticas, de descendientes de gobernantes indígenas”.
Respecto a la relevancia femenina entre otras culturas del México antiguo, aclara que en el Altiplano Central, la mayoría de los manuscritos pictóricos siempre marcan como tal la descendencia de la parte masculina, aunque hay casos en los que sí se menciona o representa a la mujer, como cuando se funda Tenochtitlan y los mexicas buscan una alianza matrimonial de sus gobernantes con casas dinásticas importantes, como la de Culhuacán, cuyos orígenes eran toltecas.
También refiere que en la región zapoteca es común encontrar la dualidad hombre-mujer, además de que los conquistadores españoles, entre ellos el propio Hernán Cortés y Nuño Beltrán de Guzmán, consignan la existencia de mujeres guerreras y gobernantes. El primero alude a una capitana que lideraba los ejércitos de los chiapa, mientras el segundo a una gobernante en la región de los Altos de Jalisco.
En el proyecto de la reproducción del traje de Seis Mono participaron también las tejedoras Cristina y Victoria Aguilar Rojas, quienes elaboraron el atuendo durante seis meses, así como la cantante tlaxiaquense Edith Aparicio Martínez, hermana de la actriz Yalitza Aparicio, quien sirvió de modelo. Aún no se ha definido el sitio donde será exhibido junto con todo el material documental de la investigación, aunque se estima que será en Oaxaca. En YouTube hay una cápsula sobre el tema en https://youtu.be/Xb8q7mS7UG8