Las cooperativas ofrecen a jóvenes, incluso profesionistas, la posibilidad de mejorar sus ingresos.

Esa ha sido la alternativa económica para seis muchachos –dos son químicos en alimentos, otro par químicos y dos odontólogos– ante los bajos sueldos que se ofrecen a recién egresados de las escuelas de educación superior.

“Decidimos hacer nuestra propia empresa, lamentablemente no contábamos con el capital para hacer una grande, por lo que empezamos con un deshidratador solar y algunos de cartón envueltos con papel aluminio para nuestros productos”, afirma, Jonathan Gómez, quien encabeza la Cooperativa Alimentos Deshidratados Ewes Osain, ubicada en la colonia Juventino Rosas, alcaldía Iztacalco. Además de los seis integrantes, tienen dos empleados.

Ellos elaboran cerca de 25 productos con base en verduras y hortalizas deshidratadas, entre ellos un consomé en polvo que contiene pechuga de pollo, cuya fórmula ha sido netamente de su creación, y que además de tener un sabor muy agradable, no contiene grasas trans ni saborizantes artificiales o conservadores.

Lo que mejor venden son los nopalitos crocantes con chile piquín, que se consume como botana, y el ponche navideño.

Para elaborar sus productos aprovechan aquellos alimentos que están en buen estado pero son desechados en mercados o tianguis por tener algún golpe o magulladura.

“Recurrimos al proceso de deshidratación porque es una opción más amigable en la producción de alimentos, pues al no pasar por un proceso químico conservan su sabor y valor nutricionales.”

Entre otros, desecan piña, mango, manzana, plátano acompañado con cacao, arándano con chile, piña-chile y jamaica con chamoy.

También producen especias con base en ajo, cebolla, hierbas finas, con hojas de aguacate, sal con vino tinto, sal con naranja y tomillo, así como jitomate con hierbas finas.

Dentro de su gama de tés y tisanas, fabrican ponche navideño, de toronjil, menta mango, menta naranja, manzanilla y anís estrella, jengibre y zacate-limón.

La manufactura de sus productos se apega a la norma 251, la cual rige las buenas prácticas en alimentos, como el “uso de ciertos detergentes, lavado de zonas, desinfección, papeleo para mantener un control biológico y fisiológicos correctos, y que el producto salga inocuo y seguro para el consumo humano”.

El grupo de jóvenes está integrado por los químicos en alimentos Jonathan Gómez y Sania Ivette Flores, los químicos Alejandro Nava y Ricardo Cruz, así como los cirujanos dentistas Julio César Hernández y Karla Monserrat Gómez, futura socia cooperativista, todos egresados de la UNAM y que venden sus productos en redes sociales, algunos bazares de mujeres y en otros que son organizados por la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo.

Se han planteado en un futuro llegar a comercializar sus productos en las grandes cadenas departamentales, donde este tipo de artículos muchas veces se expenden caramelizados, “pues queremos demostrar lo que es verdaderamente una fruta deshidratada”, indica, Sania Ivette.

África, en el corazón de la empresa

Deshidratados Ewes Osain ha sido beneficiaria en dos ocasiones del programa Economía Social de la dependencia que incentiva a pequeños productores.

En 2021 recibieron apoyo del subprograma Fomento de Empresas Sociales y en 2022 del subprograma Fortalecimiento de Empresas Sociales. Ambos apoyos suman 170 mil pesos, con los que la cooperativa adquirió máquinas deshidratadoras y congeladores industriales.

También compraron licuadoras, mesas y estantes de acero inoxidable, así como materia prima.

Otro de sus objetivos, añade Jonathan, es que los productos queden libres de sellos en sus empaques, “pues realmente no agregamos agentes químicos como potenciadores de sabores salados o dulces”.

En cuanto al nombre de su marca, explicaron que se basa en vocablos de la cultura africana: “la palabra ewes significa planta y osain alude a una deidad yoruba”.