Ciudad Madero, Tamps., Sin pregunta de por medio, el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió salir al paso de las críticas. “Ahora nos dicen: ‘¡Qué barbaridad! ¡El gobierno de ahora es el que tiene más homicidios!’ Sí, pero porque esta es una mala herencia en seguridad, pero así nos dejaron salud, educación... todo. El país completo estaba inmerso en una decadencia. Ni siquiera era una crisis”.
En su conferencia diaria, efectuada ayer en esta ciudad, reconoció que este es el sexenio con mayor número de homicidios dolosos, más de 156 mil, lo que supera los 154 mil 158 del sexenio pasado.
Sostuvo que ha costado mucho reducir la incidencia de ese delito.
Aseguró que ninguno de los cárteles que operan en el país surgió bajo su gobierno y que se fueron consolidando en el pasado por la impunidad y las complicidades, cuando el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, “estaba a servicio del narcotráfico, era un narco Estado”.
Rectifica: no al pacto con delincuentes
Aprovechó para rectificar su posición sobre la propuesta de madres buscadoras de pactar con el crimen organizado para detener la ola de desapariciones en el país.
Contra el aval que dio el martes a esa iniciativa, el Presidente ahora sostuvo que “nosotros ayudamos en todo lo que tiene que ver con la paz, pero la responsabilidad de garantizar la calma, la tranquilidad, es del Estado mexicano y no podemos renunciar a eso”. Explicó que autoridades del pasado cometieron el error de permitir la creación de grupos de autodefensas.
Al justificar su reconsideración sobre el tema, la atribuyó a que su postura inicial surgió de una “pregunta con jiribilla. Ahora sí que, hablando en términos de beisbol, era una pelota enjabonada, una moña”.
López Obrador abundó sobre la evolución de los homicidios y lanzó: “¿Cómo vamos a ser iguales, si ahora la secretaria de Seguridad es Rosa Icela Rodríguez y con Calderón el secretario de Seguridad era García Luna?”
El mandatario pidió exponer en la pantalla un cuadro de la evolución de la incidencia de homicidios y enfatizó que, cuando llegó a la Presidencia, ese delito estaba en su máximo nivel.
“Nos ha costado mucho (bajarlo)”, señaló. “Y esperemos que siga bajando. Este año está descendiendo –poco, ¿eh?– y todavía nos queda el año próximo”.
Consideró que la ligera tendencia a la baja obedece, en buena parte, a que “les estamos quitando a los jóvenes, ya no los pueden enganchar, porque tienen becas y tienen el programa Jóvenes Construyendo el Futuro”. Actualmente ya no se permiten actos vergonzosos ni dolorosos como en el pasado, aseguró.
Por tercer día consecutivo atacó al Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, del que dijo que defendía esas garantías “pero conviviendo al mismo tiempo con los gobiernos del PAN, con la derecha”.
Afirmó que esa y otras organizaciones similares equiparan la violación de derechos humanos de antaño con su gobierno, cuando en este sexenio ya no se permite, dijo, la tortura ni la desaparición de personas. “No aceptamos el que se nos quiera calificar o tachar, o medir con el mismo rasero”.