Miami. Un empresario de doble nacionalidad haitiana y chilena que ayudó a ex soldados colombianos a conseguir armas para asesinar al presidente haitiano Jovenel Moïse en 2021 fue condenado el viernes a prisión perpetua en Estados Unidos, casi dos meses después de haber admitido su participación en el magnicidio.
Rodolphe Jaar, de 51 años, es el único de los 11 detenidos y acusados en Estados Unidos por el asesinato de Moïse que se ha declarado culpable hasta ahora, y el primero en ser condenado en lo que los fiscales estadunidenses han descrito como una asociación ilítica en Haití y la Florida para obtener lucrativos contratos bajo un nuevo gobierno una vez que Moïse saliera del poder.
Los otros 10 aún enfrentan un juicio por jurado para mediados de julio, aunque la fecha podría postergarse.
En marzo, el empresario se declaró culpable de asociación ilícita para cometer un asesinato o secuestro fuera de Estados Unidos y de suministrar apoyo material que resultó en muerte. El juez federal José E. Martínez reveló la sentencia en una breve audiencia de menos de 10 minutos realizada en los tribunales federales del centro de Miami.
Jaar enfrentaba una condena máxima a prisión perpetua, pero al declararse culpable selló un acuerdo con la fiscalía por el que se comprometió a colaborar con la investigación con la esperanza de recibir una sentencia más leve. Su abogado, Frank Schwartz, pedía una condena de 30 años de prisión como máximo.
No es común que una persona que ha firmado un acuerdo de cooperación con el gobierno sea condenada a prisión perpetua. En algunas oportunidades sucede que con el tiempo le reducen la pena a pedido del gobierno.
La fiscalía explicó al juez en documentos presentados antes de la audiencia que al declararse culpable Jaar admitió su responsabilidad y merecía la máxima pena. El juez Martínez fijó una audiencia para el 21 de agosto en la que revelará una sanción económica.
Moïse fue asesinado el 7 de julio de 2021 cuando un grupo de desconocidos irrumpió en su casa en Puerto Príncipe. Tenía 53 años.
Jaar ingresó a la sala de audiencias serio, esposado y con grilletes en sus tobillos, con camisa y pantalón beige de preso. Llevaba cubrebocas y su cabello entrecano prolijamente cortado. Escuchó el fallo del juez con la cabeza gacha.
El empresario, quien supo desempeñarse como informante del gobierno estadounidense y había sido condenado por narcotráfico una década atrás, declinó hacer declaraciones al juez y tiene derecho a apelar la sentencia en un plazo máximo de dos semanas. Su abogado dijo a AP después de la audiencia que aún no ha decidido si lo hará y se abstuvo de hacer más comentarios.
Además de Jaar, entre los acusados de participar en el asesinato que están en Miami aparecen los exsoldados colombianos Mario Palacios y Germán Alejandro Rivera García; el exsenador haitiano John Joel Joseph; los haitiano-estadounidenses James Solages, Joseph Vincent y Christian Emmanuel Sanon; el estadounidense Federick Joseph Bergmann; el colombiano Arcángel Pretel Ortiz; el venezolano-estadounidense Antonio Intriago; y el financista ecuatoriano-estadounidense Walter Veintemilla.
El gobierno de Haití ha arrestado a más de 40 personas por su presunta participación en el asesinato, entre ellas 18 exsoldados colombianos.
Jaar llegó a Estados Unidos en enero de 2022 tras haber sido detenido en República Dominicana y desde entonces permanece detenido en una prisión federal. Según las autoridades estadounidenses aceptó voluntariamente ser trasladado a Miami para enfrentar las acusaciones.
Autoridades de República Dominicana dijeron que lo detuvieron con ayuda del gobierno estadounidense cuando intentaba ingresar desde Haití.
De acuerdo con las acusaciones, el objetivo de la conspiración era en un principio secuestrar al presidente haitiano, pero luego cambió su finalidad para matarlo. Los documentos señalan que varios de los conspiradores ingresaron a la casa de Moïse para asesinarlo.
Jaar, según la acusación, fue responsable de suministrar armas a los colombianos para que concretaran el operativo. Varios de los exsoldados sudamericanos permanecieron en una casa controlada por Jaar, de acuerdo con los cargos.