A principios de mayo, el equipo de jóvenes mexicanos de Nuevo León, que triunfó en el World Challenge 2023 de la Fundación Real Madrid, fue recibido por el presidente López Obrador en una de sus mañaneras. Los campeones, seleccionados de unos 40 centros comunitarios más bien marginales, son patrocinados por el empresario Carlos Bremer, presidente y director de Value Grupo Financiero, quien los llamó “héroes”. El Presidente les hizo un reconocimiento y consideró el triunfo como un ejemplo para la juventud y para prevenir la drogadicción.
El gobernador de Nuevo León, que prometió en su campaña construir un estadio para el Club Tigres, bajo la administración de Cemex mediante un contrato de comodato con la Universidad Autónoma de Nuevo León, anunció su apoyo a los jóvenes futbolistas para su trayecto escolar. Indicó que el deporte es la opción de los jóvenes para forjar su futuro. Con un añadido: a la Liga Mx pidió que le “echen un ojo” al equipo goleador para sus futuros planes. De esta manera convirtió a este grupo de deportistas juveniles en una granja de prospectos destinada al futbol como espectáculo.
En 2026, Monterrey será una de las sedes del Mundial de Futbol y en los preparativos varias de las pocas áreas verdes del Monterrey metropolitano serán espacio de edificaciones para el evento internacional en torno al estadio BBVA del equipo Rayados patrocinado por Femsa (cerveza y Coca-Cola). Ante su construcción anunciada, cientos de vecinos y varios grupos ambientalistas formaron un frente al grito de “¡sí al estadio, pero en otro lado!”, por el daño que se causaría al parque La Pastora. Su clamor no fue escuchado.
No es extraño que este estado industrial sea evaluado por los medios periodísticos especializados en deportes como el de mayor apego al futbol. Jessika Méndez, reportera de Mediotiempo, escribe: “Nuevo León es un estado donde se vive, se come y se sueña con el futbol, con la pasión por Tigres y Rayados que ha hecho que su afición sea considerada la mejor de México”.
Y bien, en su análisis periódico sobre el estado de la democracia en México, la Fundación Konrad Adenauer señaló, en el ejercicio de 2021, que Nuevo León es el estado de la República con la mayor calificación en materia de economía y con la más pobre en términos de participación ciudadana. También es el paraíso de las empresas, ya que registra cero huelgas desde hace décadas. En otros cálculos es el estado donde se consumen más hectolitros de cerveza y de Coca-Cola (el consumo de azúcar es de 505 kilogramos por familia, mientras el promedio nacional es de 365). Y el que reporta el primer lugar de obesidad a escala mundial y de casos de diabetes cuyo porcentaje sobrepasa la media nacional. La población neoleonesa también presenta otros trastornos en porcentajes mayores al promedio: hipertensión (5 por ciento iniciaron tratamiento contra 13 por ciento nacional); sedentarismo (65 por ciento de los niños ven una pantalla por más de tres horas diarias contra 50 por ciento nacional, y quienes no caminan, 72 por ciento de la población contra 57 del promedio nacional), a pesar de que hay más gimnasios, estadios y otros centros de actividad física (62 por ciento estatal contra 51 por ciento nacional, cálculo medido en metros cuadrados de superficie).
Nuevo León ostentó el sexto lugar nacional en incidencia delictiva en 2022. La que se ve; no la que se oculta. Evidente ha sido la opacidad sobre el asesinato de Debanhi y otras jóvenes desaparecidas en ese año, y su revés: absoluta impunidad.
Lo mismo ocurrió con el joven Ángel Moreno, que sufría una discapacidad (a su muerte, en febrero de 2022, tenía 14 años). La noticia se dio hasta una semana después. Estuvo alojado 10 años en una unidad del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), institución dirigida en el estado por Mariana Rodríguez, la esposa del gobernador García. En la versión oficial murió de causa natural (choque séptico). Las investigaciones señalan que se trata más bien de un homicidio, según la conclusión de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Sus recomendaciones se refieren a la revisión del trato a los menores bajo la custodia del DIF, dar la más alta prioridad de sus derechos humanos y proporcionar una puntual información al respecto.
Pero tenemos que hay un marcado interés de directivos, empresarios y políticos fortalecido por firmas comerciales, industriales y bancarias que fomentan el futbol en nombre del deporte y una sociedad con evidentes patologías, que no hablan bien del deporte en sí, pues su traducción, finalmente, debiera ser medida en términos de salud pública. Tampoco habla bien de esta sociedad la carencia de una vigorosa actividad cívica y de una cultura política paralela a sus potencialidades económicas.
Nada de eso ni de otros problemas puede escucharse ahora. La población del estado ha vivido una más de sus catarsis apoteósicas y se mantiene en estado de deliquio. Los Tigres –en su mayoría jugadores extranjeros– ganaron a las Chivas.