En medio de la indignación por la muerte de un perrito arrojado a un cazo con aceite, el Congreso local aprobó reformas a la Ley de Protección Animal para instaurar el concepto de bienestar, a fin de que se garantice la nutrición, salud y estado mental de las especies.
Con esta modificación se regula la actividad de paseadores de perros, pensiones de animales y refugios, se legaliza el registro único de animales de compañía e incluso se prohíben las peleas de gallos.
En la legislación se consideró un acto de crueldad abandonar a los animales en la calle y mantenerlos en situación de abandono.
Como parte de sus nuevas facultades, las alcaldías deberán realizar recorridos para rescatar animales dejados en la vía pública o en situación de calle a fin de llevarlos a zonas de resguardo temporal, donde deberán permanecer hasta su adopción.
También se aprobó supervisar pensiones y escuelas de adiestramiento con la finalidad de detectar posibles anomalías. Dichos establecimientos, en los que se incluyen estéticas, spas, gimnasios y de servicios funerarios, deberán contar con permisos de funcionamiento otorgados por las alcaldías.
En otra reforma a la misma legislación, se aprobó el concepto de tutela responsable, que es la obligación de toda persona de salvaguardar el trato digno, el bienestar y respeto de cualquier animal que se encuentre bajo su cuidado “evitando toda acción que constituya un acto de maltrato, crueldad y sufrimiento”.
Asimismo, se determinó que los gastos por alojamiento temporal o definitivo de animales asegurados deberán ser cubiertos por las autoridades competentes, asociaciones protectoras y personas debidamente registradas que estén de acuerdo en recibirlos.
Durante la dictaminación, Jesús Sesma, del PVEM, denunció que por miedo a consecuencias político-partidistas, la mayoría rechazó prohibir definitivamente las corridas de toros en la Ciudad de México.