Brasilia. Los presidentes sudamericanos reconocieron en una cumbre celebrada ayer en Brasilia la importancia de mantener un diálogo regular para impulsar la integración y proyectar la voz de la región en el mundo, y acordaron elaborar una hoja de ruta para supervisar dichos objetivos.
Los mandatarios convinieron establecer un “grupo de contacto”, encabezado por los cancilleres de los 12 países reunidos, para evaluar “las experiencias de los mecanismos sudamericanos de integración” y diseñar una hoja de ruta “que será sometida a la consideración de los jefes de Estado”, se asentó en la declaración que fue aprobada en la reunión.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, instó a los líderes a superar las diferencias ideológicas que han dividido a los gobernantes y a trabajar por una mayor cooperación económica, cultural y social.
“Dejamos que las ideologías nos dividieran e interrumpieran esfuerzos de integración, abandonamos canales de diálogo y mecanismos de cooperación, y con eso todos perdimos”, afirmó Lula en su discurso de apertura antes de la cita a puerta cerrada en el palacio de Itamaraty, sede de la cancillería.
“Ningún país puede enfrentar de manera aislada las amenazas actuales”, advirtió.
Añadió que el grupo debería discutir la creación de una moneda para desafiar la hegemonía del dólar estadunidense, forjar un mercado energético común, luchar contra el cambio climático y colaborar en defensa y seguridad de la región.
Al encuentro asistieron los mandatarios de Argentina, Alberto Fernández; Colombia, Gustavo Petro; Paraguay, Mario Abdo Benítez; Ecuador, Guillermo Lasso; Bolivia, Luis Arce; Uruguay, Luis Lacalle Pou; Chile, Gabriel Boric, y Surinam, Chan Santokhi. Perú estuvo representado por el jefe de gabinete, Alberto Otárola.
Los participantes reiteraron su compromiso con la democracia, los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la justicia social, pero también acordaron respetar la diversidad y el principio de no injerencia en los asuntos internos. Dijeron que volverán a reunirse, en fecha y lugar aún no determinados.
Además, prometieron trabajar por el incremento del comercio y de las inversiones entre los países, la mejora de la infraestructura y logística, el fortalecimiento de las cadenas de valor regionales, la aplicación de medidas de facilitación del comercio y la integración financiera.
Pero en la primera cumbre de este tipo en casi una década, emergieron puntos de vista diversos cuando Boric y Lacalle criticaron a su par brasileño, quien defendió antier a Maduro al asegurar que las denuncias de autoritarismo en Venezuela son una “narrativa”.
“Quedé sorprendido cuando se habló de que lo que sucede en Venezuela es una narrativa, Si hay tantos grupos en el mundo que están tratando de mediar para que la democracia sea plena en Venezuela, para que se respeten los derechos humanos, que no haya presos políticos, lo peor que podemos hacer es tapar el sol con un dedo”, declaró Lacalle.
En la misma línea, Boric afirmó que la situación venezolana “no es una construcción narrativa” sino una “una realidad, seria”. Los derechos humanos “deben ser respetados siempre y en todo lugar, independientemente del color político del gobernante de turno”, sostuvo.
También afloraron discrepancias en torno a la idoneidad de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) como foro de colaboración regional, luego de su práctica disolución debido a las diferencias ideológicas que persisten entre los países de la región.
En el documento final no aparece mencionado dicho foro, que llegó a tener 12 socios y hoy sólo acoge a siete: Brasil, Venezuela, Argentina, Bolivia, Perú, Surinam y Guyana.
Tras finalizar la reunión, Petro anunció en Twitter que decidió reintegrar Colombia a la Unasur y solicitó que se llame Asociación de Naciones Sudamericanas, “para garantizar el pluralismo y la permanencia en el tiempo”.