Madrid. La escritora nicaragüense Gioconda Belli fue galardona con el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, uno de los reconocimientos más prestigiosos del género y que en otras ediciones ha recaído en autores como Joan Magarit, Rafael Cadenas, José Emilio Pacheco, Juan Gelman y Nicanor Parra, entre otros.
El jurado, encabezado por Ana de la Cueva, presidenta de Patrimonio Nacional, destacó de la trayectoria y la obra de Belli “su expresividad creativa, libertad y valentía poéticas, y su significación en la cultura contemporánea de Nicaragua”.
La novelista y poeta nicaragüense se ha erigido en una de las voces más destacadas del nuevo exilio político de su país, expulsados por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, con quienes hace décadas Belli compartió militancia en el Frente Sandinista para derrocar a la entonces dictadura de Anastasio Somoza.
Varias décadas después de esa vida en la semiclandestinidad, en la que intercalaba su trabajo “oficial” con las actividades revolucionarias con fusil en mano, la poeta, nacida en Managua en 1948, vive en Madrid tras haber sido despojada de su nacionalidad y de todos sus bienes.
En su exilio forzoso en España, Belli ha reanudado su vida lejos de sus libros, los árboles de su casa, donde escuchaba el trinar de los pájaros. Desde la otra orilla del Atlántico, la poeta y novelista se ha alzado como una de las voces más críticas y activas contra la represión en su país, lo que no le ha impedido seguir escribiendo sin tregua, entre otros textos, algunos poemas en los que reflexiona sobre la expatriación salvaje y sin garantías que padecieron ella y otros intelectuales nicaragüenses.
El rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, que representa a la otra institución que otorga el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana , destacó además su capacidad para “reivindicar valores como la dignidad de la persona, la lucha contra la tiranía y el mantenimiento de una posición coherente en todo momento”.
Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española (RAE) y miembro del jurado, destacó que Belli ha tenido una “pública significación política”, pero también y de forma simultánea “una versatilidad singular como escritora en todos los géneros literarios”. Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, reconoció la labor poética de la escritora nicaragüense, “muy presente en el desarrollo de la literatura contemporánea en los 50 años recientes”.
Gioconda Belli publicó sus primeros poemas en 1970, en el semanario cultural de La Prensa. Dos años después, su libro Sobre la grama le valió el Premio Mariano Fiallos Gil de Poesía de la Universidad Autónoma de Nicaragua, uno de los más prestigiosos del país.
Su producción poética incluye Línea de fuego (1978), Truenos y arco iris (1982), De la costilla de Eva (1986), Poesía reunida (1989), Apogeo (1997), Fuego soy apartado y espada puesta lejos (2006), En la avanzada juventud (2013), El pez rojo que nada en el pecho (2019) y las antologías Amor insurrecto (1984) y El ojo de la mujer (1991). En 2020 recibió el Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma por El pez rojo que nada en el pecho.
Ademas, Gioconda Belli es autora de las novelas La mujer habitada (1988), Sofía de los presagios (1990), Waslala (1996), El pergamino de la seducción (2005), El infinito en la palma de la mano (2008), El país de las mujeres (2010), El intenso calor de la Luna (2014) y Las fiebres de la memoria (2018), y de los libros de ensayos Rebeliones y revelaciones (2017) y Luciérnagas (2022).
El jurado de esta edición tuvo que elegir a Belli de un total de 49 candidaturas. Entre los integrantes del jurado destacan Olvido García Valdés, premiada en la anterior edición; el escritor mexicano Jorge Volpi; la poeta Raquel Lanseros; la directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos Aramburo; dos representantes del Departamento de Literatura Española e Iberoamericana de la Universidad de Salamanca, María Isabel Toro Pascua y Francisco Bautista; la profesora de la Universidad Autónoma de Madrid Selena Millares; la directora de la cátedra Ángel González, de la Universidad de Oviedo, Araceli Iravedra, y María Mar Soliño, secretaria del jurado. El premio, de 42 mil 100 euros (800 mil pesos), se entregará en otoño en Madrid.
Despatriada
No tengo dónde vivir. Escogí las palabras. Allá quedan mis libros, mi casa, el jardín, sus colibríes. Las palmeras enormes, las apodadas Bismarck por su aspecto imponente. No tengo dónde vivir. Escogí las palabras. Hablar por los que callan, entender esas rabias que no tienen remedio. Se cerraron las puertas. Dejé los muebles blancos, la terraza donde bailan volcanes a lo lejos, el lago con su piel fosforescente, la noche afuera y sus colorines trastocados. Me fui con las palabras bajo el brazo. Ellas son mi delito, mi pecado, ni Dios me haría tragármelas de nuevo. Allí quedan mis perros Macondo y Caramelo, sus perfiles tan dulces, su amor desde las patas hasta el pelo. Mi casa con el mosquitero, ese lugar donde cerrar los ojos e imaginar que el mundo cambia y obedece mis deseos. No fue así. No fue así. Mi futuro en la boca es lo que quiero, decir, decir el corazón, vomitar el asco y la ranura. Queda mi ropa yerta en el ropero, mis zapatos, mis paisajes del día y de la noche, el sofá donde escribo, las ventanas. Me fui con mis palabras a la calle. Las abrazo, las escojo. Soy libre, aunque no tenga nada.
Poema inédito de Gioconda Belli