Unos 70 religiosos han sido asesinados en México en las pasadas tres décadas y tan sólo en los últimos días se cometieron dos hechos violentos, el atentado fallido con arma blanca contra el arzobispo de Durango, Faustino Armendáriz, y el asesinato del fraile agustino Javier García Villafaña, sacerdote de Morelia, quien fue ultimado en su auto mientras viajaba por carretera para celebrar una misa en una pequeña localidad, señaló en su editorial el semanario católico Desde la Fe.
Indicó que el 30 aniversario del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo coincidió la semana anterior con ambos hechos “y las voces que entonces clamaban justicia tras el asesinato del arzobispo de Guadalajara hoy se siguen escuchando en varias entidades: Michoacán, Zacatecas, Durango, Guanajuato, Baja California Sur y Chihuahua, entre otras”.
Agregó que “el crimen organizado sigue cobrando vidas de ministros ordenados y de muchas otras personas. Pero no sólo es el responsable de la violencia que se vive ahora: el tejido social, cuyo elemento principal es la familia, ha sido debilitado diluyendo así la transmisión de los valores universales, entre ellos el respeto a la vida. El entramado social es endeble, y por lo tanto demanda de todos los actores un esfuerzo coordinado que permita apuntalarlo para poder construir desde ahí la paz duradera”.
La publicación agregó que “no podemos claudicar ni como Iglesia ni como sociedad, ya que todos queremos la paz”.