A dos meses de la muerte de más de 300 mil abejas en el municipio de Hopelchén, Campeche, ocasionadas por el uso de pesticidas, los apicultores no han recibido apoyos de las autoridades y, además de las afectaciones económicas, la fumigación de campos de cultivo “ambientalmente es un desastre”.
Productores de miel de ese estado señalaron que hay poca cosecha de miel y se dificulta su comercialización.
Noemí Huchin Euan es una de las nueve mujeres que encabezan el proyecto Mak Jobon, mediante el cual buscan darle un valor agregado a la miel que producen de la abeja melipona.
Cuenta que la devastación de unas 3 mil 653 colmenas en las comunidades mayas de San Francisco Suc Tuc mantiene a los apicultores en busca de que se les apoye, ya que “perdieron prácticamente todo” y la producción de miel era el sustento de sus hogares.
“Nos dañó no sólo en la parte económica en la sección de Hopelchén, muchas abejas han muerto y las autoridades no buscan una solución. Deberían tener una visión para rescatar ese ámbito de las abejas porque tanto uso del fertilizante está acabando con las abejas”, manifestó.
En marzo, apicultores de Hopelchén reportaron la muerte de miles de abejas por la fumigación aérea en campos de cultivo de la región. Hace una semana el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) y el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria confirmaron que fue provocada por el insecticida Fipronil, que se utiliza para fumigar los vastos plantíos de esa zona.
De acuerdo con Ecosur, la mortandad de unas 3 mil 600 abejas en ese municipio ocasionó la pérdida de aproximadamente 13 millones de pesos.
Adriana Patcanul, productora de la cooperativa Miel de la Familia Pat, indicó que si bien residen alejados de Hopelchén, particularmente en Calkiní, sí tuvieron una afectación en los precios de la miel y en su cosecha, que es poca.
Y, como productores de miel, opinó que la mortandad de miles de abejas “para nosotros sí es una cuestión trágica”.