La escasez de agua en el poblado de San Salvador Cuauhtenco, alcaldía Milpa Alta, ha provocado la proliferación de familias dedicadas al huachicol del líquido, que venden las pipas de 10 mil litros en mil 400 pesos y tinacos a 200 pesos cada uno.
A media cuadra de la iglesia, en pleno centro del poblado, una familia comenzó con el negocio dentro del patio de su vivienda, por donde atraviesa el ducto que alimenta el tanque de agua de la comunidad. “Al principio tenían una sola pipa, pero ahora tienen cuatro. Todo el día se oye el motor de la bomba”, contaron los pobladores.
A dos cuadras de la plaza principal se ubica otra toma clandestina, y una más camino al panteón, pero éstas son las más visibles, pues esta práctica se ha extendido a otros predios.
En un recorrido por el lugar, los habitantes señalaron que la extracción del agua de manera irregular ha provocado que el suministro del recurso por la red sea cada vez menor, pues los niveles del único tanque que surte a la comunidad disminuyen más rápido de lo programado.
Con casi 13 mil habitantes, el pueblo de San Salvador Cuauhtenco recibe agua de un pozo de San Antonio Tecómitl por medio de una planta de rebombeo, por lo que prácticamente la red hidráulica tiene que atravesar toda la demarcación.
Para hacer más eficiente su uso, el poblado se dividió en secciones y se surte de agua dos días a la semana a cada calle de manera alternada de 8 de la mañana a 2 de la tarde, pero si los niveles del tanque están bajos, se reduce el suministro hasta las 11 de la mañana. “Hay días en que el tanque amanece con un metro de altura con agua y no alcanza para repartir”.
Indicaron que de manera reiterada han presentado las denuncias por las tomas clandestinas ante el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, e incluso las autoridades de la alcaldía han tenido reuniones con el personal encargado, pero hasta la fecha no han sido clausuradas.