Los partidos políticos se enojan, gritan y atacan cuando pierden juicios en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), aseguró el magistrado Felipe De la Mata Pizaña, al subrayar que este Tribunal es incómodo para el poder.
Expuso que los partidos pierden entre 70 y 75 por ciento de las ocasiones, y son los mismos que promovieron una reforma constitucional para “achicar” a este tribunal, bajo el argumento de que se está invadiendo al poder legislativo.
Por ello, el control constitucional de los actos parlamentarios es un golpe al ego de los legisladores.
“Y cuando alguien llega y te dice: ‘mira, puedes mandar, pero sujétate a la Constitución’ también debe ser un golpe duro en tu ego”, expresó. Por ello, si no se va a obedecer la Constitución, anotó, pues dejemos de enseñar Derechos, regresémonos a la época de las cavernas y matémonos.
En la conferencia magistral “El TEPJF, un tribunal constitucional contramayoritario”, el juez destacó que la función de este Tribunal es hacer cumplir la Constitución y, por lo tanto, “limitar el poder de los poderosos”.
Al argumentar sobre el “enojo” y las “frases golpeadoras” de los políticos, mencionó que de 2019 a diciembre de 2022, hubo 110 opiniones negativas hacia el tribunal electoral en la conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional.
“Es decir, la actividad del Tribunal ha enojado por lo menos de alguna manera, por decirlo, al Presidente de la República y también a las y los gobernadores de la Cuarta Transformación”, dijo.
Pero no solo a los de Morena – continuó- sino también a panistas, priistas y de Movimiento Ciudadano.
“Le caemos mal a todo mundo porque tenemos que hacer nuestro trabajo”.
Enseguida hizo referencia a la iniciativa de reforma constitucional – la cual no prosperó- relacionada con el marco de acción del Tribunal, impulsada por todos los partidos políticos que además planteaba que los magistrados ya no se metieran en asuntos internos de los partidos, salvo instrucción expresa en los estatutos de los institutos políticos.
También planteaba dejar al Congreso de la Unión la facultad exclusiva de establecer acciones afirmativas.
El magistrado De la Mata puntualizó que según la estadística de 1996 a la fecha, todos los partidos han perdido o ganado asuntos. De 28 mil casos, ganaron entre 25 y 30 por ciento.
“Estamos hablando entonces que es un Tribunal que le da la razón a los que la tienen y a los que no, no; pero sus justiciables son las personas más poderosas del país. Entonces, cuando pierden se enojan y gritan y atacan”, sostuvo el magistrado.
Tampoco les gusta a los partidos, agregó, que el Tribunal ejerza la función de control de constitucionalidad y, por lo tanto, de protección a los derechos humanos.
“Empoderar a la ciudadanía ¿cuándo se ha visto?, si lo importante es que en la democracia manden los partidos ¿no?”, ironizó.
Por tanto insistió en que el Tribunal, como órgano contramayoritario, no le cae bien a los poderosos.
Citó al respecto casos que “han sacado sarpullido entre los partidos y las personas poderosas” como la creación de la causal de nulidad abstracta (1996); la justicia intrapartidaria (2003) para evitar que las oligarquías partidistas hagan lo que quieran al interior de las organizaciones, y combatir el caso de las ‘’juanitas’, es decir, cuando se postulaba a una mujer para cubrir compromisos de género pero se les hacía renunciar para que tomara el cargo el suplente varón.
Los partidos en aquel momento dijeron que no podrían cumplir con la sentencia porque no tenían mujeres para postular.
Pero también hay otras resoluciones que han hecho “enojar” al INE, por ejemplo, el voto en prisión preventiva. Vinieron luego las resoluciones en favor de las personas de la comunidad LGBTIQ, personas con discapacidad y afromexicanas, indígenas, migrantes y residentes en el extranjero.
Así, por ejemplo, en 2021 pasó de 13 a 21 distritos – más nueve de representación popular- en donde los partidos solo pueden registrar a personas indígenas.
Igualmente, dijo, gracias a las sentencias del Tribunal hay actualmente nueve gobernadoras.
En conclusión dijo que la legitimidad de los tribunales constitucionales también se construye enfrentando a los grupos de poder por lo que “no es buena idea” que los jueces sean seleccionados a través de elecciones.
“Me parece que el Tribunal ha hecho esa chamba, que por cierto es bien difícil, porque normalmente siempre es a contrapelo del poder”.