Washington. El líder de extrema derecha de Estados Unidos, Stewart Rhodes, fue condenado ayer a 18 años de prisión por “sedición”, la sentencia más grave pronunciada a la fecha vinculada al intento de golpe de Estado perpetrado mediante el asalto al Capitolio del 6 enero de 2021.
“Usted representa una amenaza persistente y un peligro para el país”, dijo el juez federal Amit Mehta al justificar la severidad de la pena pronunciada contra el fundador de la milicia Oath Keepers.
“La conspiración sediciosa es uno de los delitos más graves que puede cometer un estadunidense”, añadió.
Los Oath Keepers participaron, con un arsenal de armas, en el asalto al Capitolio realizado por los partidarios del entonces presidente Donald Trump.
“Usted es inteligente, carismático y convincente y eso es francamente lo que lo hace peligroso”, señaló Mehta, al rechazar la afirmación de Rhodes de que era un “prisionero político”.
La sentencia no alcanzó los 25 años que pretendía el gobierno, aunque Mehta aceptó el argumento de que el plan de los Oath Keepers para impedir violentamente que Joe Biden se convirtiera en presidente se asemejaba al terrorismo.
Justo antes de la sentencia, Rhodes, con un parche en el ojo y con su traje naranja de prisionero, defendió de manera desafiante a su grupo y sus acciones en apoyo a Trump.
“Soy un preso político”, declaró, comparándose con el famoso disidente soviético Aleksandr Solzhenitsyn. “Mi único crimen es oponerme a quienes destruyen nuestro país”, insistió.
Un año de la muerte de George Floyd
En tanto, Biden pidió al Congreso aprobar una “reforma policial significativa” con motivo del tercer aniversario de la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía que le presionó el cuello contra el suelo con una rodilla.
“Hoy, tres años después del asesinato de Floyd podemos seguir adelante y volver a comprometernos con el trabajo diario para cambiar las mentes y corazones, además de las leyes y las políticas”, puntualizó.
En otro tema, dos empleados de Trump movieron cajas y papeles el día anterior a la visita de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y del fiscal a su casa de Mar-a-Lago en Florida para recuperar documentos clasificados en respuesta a una citación, lo que los investigadores interpretan como sospechoso y un indicador de una posible obstrucción, informó The Washington Post.
Los fiscales han reunido evidencia que indica que Trump a veces guardaba documentos clasificados de su oficina en lugares donde eran visibles y que algunas veces los mostraba a otros, revelaron bajo anonimato estas personas.
Los nuevos detalles de la investigación sugieren una mayor amplitud y especificidad en las instancias de una posible obstrucción encontrada por la FBI y el Departamento de Justicia de las que fueron previamente reportadas. También amplía la línea de tiempo de posibles episodios de obstrucción que los investigadores están examinando dentro de un periodo de eventos en Mar-a-Lago antes de la citación a Trump en mayo de 2022, hasta que ocurrió la incursión de la FBI en la casa de del ex mandatario el 8 de agosto de ese año, informó el rotativo.
Esa línea de tiempo podría ser crucial, ya que los fiscales buscan determinar el intento del ex presidente de guardar cientos de documentos clasificados luego de dejar la Casa Blanca, un factor clave para presentar cargos, por posible obstrucción, por mal manejo de secretos de seguridad nacional o ambos, afirmó el Post.