El tifón Mawar golpeó este jueves el territorio estadunidense de Guam y otras islas del Pacífico con fuertes vientos e intensas lluvias, derribando árboles, muros y tendido eléctrico, y creando una poderosa marejada ciclónica que amenazaba con arrasar zonas de baja altitud.
El tifón, el de mayor intensidad en impactar el territorio de casi 150 mil habitantes desde 2002, tocó tierra brevemente la noche del miércoles como una tormenta de categoría 4 en la base Andersen, de la fuerza aérea, ubicada en el extremo norte de la isla, según Patrick Doll, del Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos.
La tormenta se fortaleció hasta registrar vientos de 241 kilómetros por hora la mañana siguiente, recuperando su categoría de supertifón, según el servicio meteorológico. Los pronósticos indican que Mawar seguirá fortaleciéndose.
A medida que avanzaba lentamente sobre la isla, el tifón volteó vehículos y arrancó ramas de los árboles. En lo que pareció su momento de mayor intensidad la noche del miércoles, los vientos silbaban y aullaban como un sobrevuelo de aviones y la lluvia se metía a algunas viviendas.
Videos publicados en redes sociales mostraban árboles caídos, una camioneta pickup volteada, paneles solares que surcaban los cielos, el derrumbe parcial del muro exterior de un hotel que dejó al descubierto sus varillas, y marejadas ciclónicas y fuerte oleaje en las costas.
Es difícil determinar la magnitud de los daños, debido a que las fallas en los servicios de luz e internet complican las comunicaciones en la isla. La gobernadora y el vicegobernador realizaban recorridos por la mañana para evaluar los daños.
“Parecen palillos”, dijo el meteorólogo Landon Aydlett. “Parece una escena de la película ‘Twister’, con escombros regados por todos lados. Buena parte de Guam se enfrenta a un desastre mayor que tomará semanas en limpiarse".
J. Asprer, un policía de Dededo, en el norte de Guam, dijo antes del amanecer que no había recibido reportes de personas lesionadas, pero que varios vehículos personales y de la policía resultaron dañados por los escombros, y que árboles caídos dejaron intransitables algunos caminos. La mayoría de las llamadas que se recibieron durante la noche eran de personas que viven fuera de la isla y estaban preocupadas por no poder contactar a sus familiares, añadió.
“Les dijimos que tendrían que esperar hasta que la tormenta pasara un poco”, comentó. En las primeras horas de este jueves, el vórtice de la tormenta se encontraba 121 kilómetros al noroeste de la isla y 137 kilómetros al oeste de Rota, y avanzaba con dirección oeste-noroeste a 13 kilómetros por hora.