Un grupo armado cruzó ayer la frontera desde Ucrania en la región rusa de Belgorod y se identificó como parte de la Legión Libertad para Rusia y del Cuerpo de Voluntarios Rusos, que dicen estar formados por ciudadanos rusos inconformes con la política del Kremlin, de acuerdo con los videos que sus voceros subieron a las redes sociales para pedir el apoyo de la población y explicar que “llegó la hora de luchar con las armas en la mano contra el régimen de (el presidente Vladimir) Putin”.
Una de estas organizaciones, la Legión Libertad para Rusia, pidió a la población no salir de sus casas y no tener miedo: “no somos enemigos suyos. A diferencia de los zombis de Putin, nosotros no hacemos daño a los civiles y no los utilizamos para nuestros fines”, sostiene en un comunicado a través de su canal en Telegram, el cual tiene cerca de 160 mil suscriptores.
Las autoridades rusas atribuyeron la incursión a una “unidad de saboteadores del ejército ucranio”, y el gobernador de la región colindante, Viacheslav Gladkov, decretó “el régimen de operación antiterrorista”, que incluye “restricciones provisionales con el fin de garantizar la seguridad de los ciudadanos”, que van de medidas más estrictas de revisión de documentos de identificación de las personas y de vehículos al cierre de las fábricas que requieren usar explosivos y sustancias peligrosas de tipo radiactivo, químico y biológico.
El funcionario señaló que no hay “pánico” entre los habitantes y “no está prevista su evacuación”, aunque reconoció que algunos “decidieron irse por su propia voluntad”, mientras ayer circularon numerosos videos de caravanas de autobuses abandonando las localidades que se encuentran –a 60 kilómetros de la ciudad de Belgorod– en la zona potencial de peligro, principalmente Graivoron, donde está el cuartel de la guardia de fronteras, Glotovo, Kozinka y Gora-Podol.
“En el distrito de Graivoron entró un grupo de saboteadores del ejército ucranio. La fuerzas armadas de Rusia junto con la guardia de fronteras y el FSB (siglas del Servicio Federal de Seguridad) están adoptando las medidas necesarias para liquidar al enemigo”, escribió por la noche el gobernador en Telegram.
La agencia noticiosa oficial Tass identificó a Aleksei Levkin como uno de los miembros de “la unidad ucrania de saboteadores”. En las redes sociales se mencionan otros dos: Kiril Kanajin y Aleksei Dolgov. Los tres son rusos.
Gladkov hizo un balance preliminar de ocho heridos entre la población y aseguró que no hubo ningún muerto.
El portavoz de la presidencia rusa, Dimitri Peskov, afirmó: “entendemos perfectamente el objetivo de este tipo de sabotajes: distraer la atención de lo que pasó en Bakhmut, minimizar el efecto político de la pérdida por parte de Ucrania de Artemovsk (nombre anterior de Bakhmut)”.
Rechazó la acusación, en representación del gobierno ucranio, Mikhaylo Podolyak, quien indicó en las redes sociales: “observamos con mucho interés lo que está pasando en la región de Belgorod en Rusia y estudiamos la situación, pero nada tenemos que ver”.
A su vez, el vocero del servicio de inteligencia militar de Ucrania, Andriy Yusov, explicó que, desde territorio ucranio, entraron a Belgorod “ciudadanos rusos que pretenden crear una cierta franja de seguridad para proteger a la población civil ucrania”.
Hay información contradictoria sobre eventuales combates. Así, por poner un ejmplo del caos informativo que impera en esta guerra, el enviado del canal Rossiya-1 de la televisión pública rusa, Aleksandr Sladkov, reportó: “dicen que entraron tanques del ejército ucranio a Belgorod, un disparate”, en alusión a la primicia del canal de noticias Grey Zone, ligado al imperio mediático de Yevgueni Prigozhin, dueño del grupo de mercenarios Wagner, que “tras analizar los videos del enemigo” asevera que “se vio entrar un tanque T-72, carros blindados y un camión con infantería (no precisa si del ejército ucranio o de los comandos rusos contrarios al Kremlin)”.
Y el canal Rybar, vinculado al ministerio de Defensa, dio su propia versión: “junto con imágenes reales de combates en Graivoron (los ucranios) difundieron videos falsos (de su ejército) que muestran un tanque con el propósito de sembrar el pánico entre la población civil de la zona fronteriza”.
Qué pasa en Bakhmut
Mientras los rusos celebran la conquista de Bakhmut como una “gran victoria” después de casi 10 meses de reducir a ruinas esta ciudad que tenía 70 mil habitantes, llegando al extremo de equipararla en algunos programas de la televisión pública con la toma de Berlín en 1945, los ucranios siguieron negándolo ayer por boca de la viceministra de Defensa, Hanna Malyar, quien aseguró que “la batalla (por esa ciudad) no ha terminado”.
Todo depende, en opinión de expertos militares, de cómo quiera verse esa batalla. Por un lado, el grupo Wagner, después de meses de infructuosos asaltos, pudo izar la bandera rusa tras caer el último edificio multifamiliar que defendía el ejército ucranio, igual que ya lo había hecho mucho antes al llegar a la sede de la alcaldía. Y por otro, ahora el ejército ruso tendrá que mantener el núcleo urbano de Bakhmut sin controlar los flancos de los alrededores, lo cual implica el riesgo de acabar rodeados por las tropas ucranias, que ya tienen en sus manos el norte y el sur, desde donde podrán bombardear la ciudad, invirtiendo los papeles de los meses recientes.
Llama la atención que en lo que debería ser su momento de mayor gloria, Prigozhin, el magnate que financia a los Wagner, mercenarios que los distintos voceros oficiales de Rusia llaman “unidades de asalto” a secas, haya anunciado que del 25 de mayo al 1º de junio, “una vez cumplida la misión de liberar Artemovsk (como los rusos llaman Bakhmut usando su denominación de la época soviética)”, dejarán la localidad a las tropas regulares.
Irónico, advirtió en su cuenta de Telegram: “si el ministerio de Defensa no cuenta con suficientes efectivos (para defender Bakhmut), con los miles de generales que hay se puede formar un regimiento de puro general, denle a cada uno un fusil y problema arreglado”.
Preocupación por central atómica de Zaporiyia
Por séptima vez desde que comenzó la guerra en febrero de 2022, la central atómica de Zaporiyia, bajo control de Rusia, quedó ayer durante más de cinco horas sin suministro eléctrico de alta tensión desde territorio ucranio hasta que pudieron usarse generadores diésel para enfriar los reactores.
“La desconexión esta mañana (del lunes) de todas las fuentes externas de suministro eléctrico muestra la gran vulnerabilidad de la seguridad nuclear en la central atómica de Zaporiyia. Como he dicho en otras ocasiones, esta situación no debe repetirse, estamos jugando con fuego. Tenemos que actuar sin dilación para evitar una más que real amenaza de accidente nuclear en Europa con todo lo que implica para la población y el medio ambiente”, declaró Rafael Grossi, jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
El funcionario, citado por las agencias noticiosas, exhortó a restablecer cuanto antes el funcionamiento de las líneas de reserva de suministro eléctrico –el 1º de marzo quedó dañada la última línea de este tipo ubicada en la margen derecha del río Dnieper– y exigió de nuevo que se permita a los inspectores de la OIEA acceder a la subestación colindante, que antes generaba electricidad para la central atómica, solicitud declinada hasta la fecha pese a las numerosas promesas de Rosatom, consorcio ruso a cargo de la central de Zaporiyia.