Aver, hagan uso de su potencial AI (artificial intelligence) e imaginen este escenario. En una mesa están sentados, de un lado, cualquiera de estos ex presidentes: Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón o Peña Nieto; del otro lado, el minero billonario que tiene la concesión de Ferrosur. Dice cualquiera de los ex presidentes: “vamos a necesitar que nos devuelvas la concesión”. “Sí, pero tiene un precio”, contesta el magnate. “¿Cuánto?”. “9 mil 500 millones de pesos”. “Oye, es mucho dinero, es una concesión del gobierno mexicano”. “Ése es mi último precio”. “Bueno, tengo una contrapropuesta”, repone cualquiera de los ex presidentes. “Agrégale otro tanto y que sea mi comisión”. “It’s a deal”. Así se manejaban las cosas. Al día siguiente la prensa chayotera anunciaba que el presidente había cerrado una negociación patriótica y provechosa para el país. Los organismos empresariales aplaudían con entusiasmo y decían que México era el lugar ideal para invertir porque aquí se respetaba el estado de derecho.
Insólito
Tiene razón la empresa de Germán Larrea cuando afirma que le parece insólita la respuesta del gobierno mexicano de tomar posesión de la línea de tren que va de Salina Cruz a Coatzacoalcos. El presidente López Obrador no aceptó pagar 9 mil 500 millones de pesos. Optó por darle instrucciones a la Secretaría de Marina para que se hiciera cargo de la vía, la cual sigue funcionando normalmente mientras se llega a un acuerdo más conveniente para los intereses del país. No es una expropiación, las concesiones se modifican, se cancelan, pero no se expropian. ¿Qué sigue? El señor Larrea y su enorme fortuna tendrán que ceder y bajar el precio que exigen. Vale mencionar que Ferrosur sólo es una minúscula parte del imperio de 11 mil kilómetros de vías de ferrocarril que tiene concesionadas por conducto de Ferromex. ¿Sería preferible que no se llegara al extremo de que elementos de la Marina tomen posesión de un tren? Desde luego que sí. Hubo conversaciones previas, ya no le tomaban –inflados de soberbia– las llamadas al secretario de Gobernación, Augusto López Hernández, así que el gobierno federal tuvo que actuar porque el ferrocarril Transístmico es una prioridad. ¿Quién dijo que ya no existe la “mafia del poder”?
Banamex
Por ahí se hizo correr la versión de que Larrea abandonaría la idea de comprar Banamex porque, como es una concesión, también se la podrían cancelar. Dos funcionarios del entorno del banco me dijeron que ignoran si Larrea perdió interés, pero en todo caso no ha terminado el proceso de venta. No es el comprador oficial todavía. La institución sigue considerando dos posibilidades: venderlo a un comprador o a través de la Bolsa de Valores. Anoche Grupo México confirmó que sigue en la puja por el banco estadunidense.
Ombudsman social
Cuando Carlos Slim le “vendió” la concesión de Ferrosur a Jorge Larrea, de Ferromex, Cofece se opuso por temas de concentración económica. Larrea y Slim ignoraron al mastodonte y en la práctica Ferromex administra ambas líneas. Si Cofece después cambió de opinión, lo desconozco, y de cuánto fue el soborno. Si la fusión no hubiera sido autorizada, Larrea no tendría derecho a nada por los 120 kilómetros recién controlados por Semar. Una más de los insaciables oligarcas tenochcas.
Carlos Infante L./ Ciudad de México
R: Es una de las razones por las que la Comisión Federal de Competencia Económica debe desaparecer. Siguen los viejos monopolios y hay nuevos.
Twitterati
“El pleno de la Suprema Corte determinó la invalidez total del decreto que declaraba a todas las obras y proyectos del Gobierno federal como “de interés público y seguridad nacional”. La decisión de la Corte se dio con mayoría de seis votos”. Votaron a favor de la invalidez: Juan Luis González Alcántara Carrancá, Luis María Aguilar Morales, Alberto Pérez Dayán, Javier Laynez Potisek, Ana Margarita Ríos Farjat, así como la ministra presidenta Norma Lucía Piña.
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