El poeta y ensayista Antonio Deltoro (1947-2023) falleció el pasado domingo en su casa. La Fundación para las Letras Mexicanas tenía programado un homenaje este martes en la Casa Universitaria del Libro, a propósito de sus 76 años, que cumplió el 20 de mayo pasado; el tributo ahora será póstumo.
Considerado discreto y generoso, Deltoro es reconocido por especialistas, colegas y amigos como uno de los poetas mexicanos más importantes del siglo XX.
Un familiar cercano del maestro declaró a La Jornada que murió el “domingo a las 18:30 horas en su casa, debido a un paro respiratorio, por problemas crónicos después de una caída que sufrió hace cinco años, accidente que con el tiempo agravó su condición”.
Hijo de republicanos españoles exiliados, nació en la Ciudad de México el 20 de mayo de 1947. Fue miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en varias ocasiones desde 1993 y emérito desde 2019. Impartió cursos y talleres de poesía en la Fundación Octavio Paz, La Casa del Poeta y la Fundación para las Letras Mexicanas, así como en instituciones y casas de cultura de diversas ciudades mexicanas y de otros países.
Fue coordinador cultural de la Casa del Poeta Ramón López Velarde (2001-2007) y tutor de poesía en la Fundación para las Letras Mexicanas (2007-2018). Recibió el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes por el libro Balanza de sombras, en 1996, y el Premio de la revista Viceversa al mejor libro mexicano de poesía en 1997, entre otras distinciones y galardones.
Es autor, entre otros poemarios, de Algarabía inorgánica, ¿Hacia dónde es aquí?, Los días descalzos, Balanza de sombras, Poemas en una balanza, Poesía reunida, Zurdo, El quieto y Los árboles que poblarán el Ártico. Sus poemas han sido traducidos a francés, inglés, rumano, polaco, japonés, portugués, italiano, chino, griego y neerlandés.
En las redes sociales, amigos y colegas lamentaron el deceso de quien fue el ganador del Premio Internacional de Poesía Novi Sad (Serbia, 2014) y del Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para obra publicada en 2013.
Antonio Deltoro publicó también en suplementos culturales y revistas como La Jornada Semanal, Vuelta, Revista de la Universidad (UNAM), Casa del Tiempo (UAM), Luvina (Universidad de Guadalajara), Gaceta del Fondo de Cultura Económica y Biblioteca de México, El Semanario de Novedades, así como en publicaciones de otras ciudades y países como Hostos Review (Boston), Sibila (Sevilla), Papel Literario (Caracas), Deshora (Medellín), Palimpsesto (también de Sevilla), Boletín de la Fundación Federico García Lorca (Granada) y Poetry Ireland Review (Dublín).
En busca de la estética de la palabra
En el comunicado para anunciar el homenaje, la Fundación para las Letras Mexicanas compartió recuerdos del poeta Ángel Leyva: Deltoro “estudió economía, la ejerció y dio clases; sin embargo, se decantó por la poesía. Intentó también estudiar física, pero como Deltoro mismo comentó, descubrió que, en realidad, le interesaba la poesía de la física”.
Los economistas, agregó Leyva, “tienen que ver con el lenguaje, pues la poesía es economía; economía del lenguaje. Creo que esa disciplina tiene que ver con un ideal de equidad, de justicia, de distribución, de bienestar; tiene que ver con aliviar los dolores de la carencia, y todos esos conocimientos están dentro del ejercicio del lenguaje, de la búsqueda de la poesía, de esa noción estética de la palabra.
“De ahí que, lo que destaca en la poesía de Deltoro es una economía sentimental. Una elaboración de objetos, instrumentos verbales, por generar este caudal donde vemos una metáfora, una metonimia. Los objetos adquieren el significado de esa relación con las personas; herramientas, juguetes o utensilios que conforman nuestro mundo, nuestra escenografía, pero también la utilería con la que nos identificamos con las otras personas, con el otro, con el mundo que nos rodea. Ahí hay una economía, y en ella, el nombre de las cosas es más importante que el adjetivo de las cosas.”
Su poesía no es “de la experimentación, ni de saltos; es más una poesía de la economía y de la precisión, asertiva y transparente”, destacó Leyva.
Sobre el legado que deja Deltoro a las nuevas generaciones de poetas, Leyva comentó que es la libertad. “No buscar seguidores que lo imiten, sino que reconozcan su magisterio, como alguien que ha llevado la libertad de pensamiento y de creación”.
Para el homenaje está programada la participación de la poeta Claudia Berrueto, el editor Pablo Molinet, el ensayista Christian Peña y el narrador y guionista Javier Peñalosa.
Elisa Díaz Castelo, quien también participará en el tributo póstumo, recordó que Deltoro dice en uno de sus poemas: “No hice nada extraordinario, / pero me visitó lo extraordinario / casi todas las noches”.
“Antonio me enseñó que la poesía es eso: saber reconocer lo extraordinario, ese milagro humilde que se oculta en el envés de la rutina cotidiana, debajo de una piedra o doblando la esquina”, expresó Díaz Castelo.
La ceremonia póstuma en honor del poeta se realizará en la Casa Universitaria del Libro (cerrada de Orizaba 24, Roma Norte) a las 17 horas.
Canción
Hay que aproximarse si te quiere; hay que separarse si te odia, pero lo peor es la sequedad de la arena.
Tu amor es un pez en el agua, su vida, una marea que te acoge y te deja en la arena, solo, expectante, más allá de las aguas.
De Antonio Deltoro, tomado de Los árboles que poblarán el Ártico (Era, 2012)