De 2018 a 2022, en la Ciudad de México la oferta de vivienda nueva con un costo menor a 2 millones de pesos tuvo una caída de 74 por ciento, al pasar de 10 mil 857 a 3 mil 924 unidades, afirmó la presidenta de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Marcela Heredia Izquierdo.
En entrevista, señaló que si bien este año la economía está creciendo y la inflación está bajando, aún hay varios retos por afrontar, por lo que es necesario saber si las facilidades administrativas que se otorgaron al sector durante la emergencia sanitaria se van a mantener una vez concluida ésta, a fin de contar con certidumbre jurídica y evitar en el futuro un cuello de botella.
También destacó que existe preocupación que por el escándalo inmobiliario en la alcaldía Benito Juárez “paguen justos por pecadores”, y en lugar de una simplificación administrativa haya un retroceso, como ocurrió con la norma 26, que desapareció y afectó principalmente a la clase media.
Dijo que los pasados cuatro años han sido complicados; primero, por el cierre de ventanillas para nuevos proyectos inmobiliarios al inicio de la actual administración; después, por la pandemia y el contexto internacional, que provocaron un alza en materiales de construcción, sobre todo del acero, a grado tal que el índice nacional de precios estuvo por encima de lo que aumentó el costo de la vivienda.
Apuntó que el precio de inmuebles con crédito hipotecario se elevó 7.3 por ciento en la Ciudad de México, mientras el índice nacional de precios se incrementó 12.8 por ciento, con una diferencia en contra del constructor.
Heredia Izquierdo detalló que, de acuerdo con el Registro Único de Vivienda, en 2018 se ofertaron 10 mil 857 viviendas nuevas con valor menor a 2 millones de pesos, y bajó a 4 mil 449 en 2019, continuó disminuyendo en 2020 hasta llegar a 4 mil 118, y hubo un ligero repunte en 2021, con 5 mil 496, pero en 2022 volvió a caer, esta vez a 3 mil 924 unidades.
Señaló que el plan de reactivación económica para el sector de la construcción que impulsó el gobierno de la ciudad es positivo, pero apenas se están aterrizando los proyectos, pues la industria no opera de manera automática, por lo que es importante que se dé certidumbre a todas las medidas que se implementaron durante la pandemia.
Comentó que la promoción de vivienda incluyente con precios bajos se analizó, pero económicamente no era viable para el desarrollador, al igual que la reconversión de oficinas a departamentos, porque una vez que la gente salió, de nueva cuenta comenzó a subir la demanda, incluso en mayor medida, por lo que no fue tan necesaria como en algún momento se pensó.