Ciudad de México. Entre los principales trastornos mentales en jóvenes están la depresión, ansiedad, dependencia de sustancias, negativismo, anorexia, bulimia, hiperactividad y fobia social, patologías que por desgracia comienzan a normalizarse e incluso a veces son consideradas “cool”, señaló el editorial del semanario católico Desde la fe de la Arquidiócesis Primada de México.
Los trastornos mentales son uno de los problemas más graves que enfrentan los jóvenes, entre los que se cuenta la ansiedad, la dependencia de sustancias, anorexia y fobia social, los cuales se empiezan a normalizar, advirtió.
Señaló que esta situación demanda a la atención y el trabajo en conjunto de todos los sectores sociales, empezando por la familia, pero pasando por el Estado que debe favorecer el crecimiento integral de la juventud: educación, deporte, arte, tecnología y por supuesto la cultura del cuidado.
Agregó que esta cultura consiste en enseñarlos a hacerse cargo de los demás, de lo que los rodea, de la ciudad, de la sociedad y de la creación, pero primero deben cuidarse a ellos mismos sobre todo desde el interior.
Recordó que el sello conmemorativo de la próxima Jornada Mundial de la Juventud que se realizará del primero al 6 de agosto en Lisboa, Portugal, muestra al Papa Francisco guiando los jóvenes y a la iglesia, representada por la barca de San Pedro, al descubrimiento de lo que el mismo llamado “un cambio de época”.
Agregó que se trata de un cambio de época, en la que hay que hacer frente a los tiempos difíciles. Hoy el mundo necesita de jóvenes capaces de salir a sembrar semillas de esperanza, jóvenes que den vida a un mundo cada vez más permeado por la cultura de la muerte.
Uno de los problemas más graves que enfrentan los jóvenes, son los trastornos mentales. La OMS nos dice que el 20% de los niños y los adolescentes a nivel mundial, dos de cada 10, tienen problemas o trastornos de salud mental, con grandes similitudes en todas las culturas.
Son estos trastornos los que causan más discapacidades a nivel mundial, y son los países más pobres los que recienten más los estragos, por obvias razones, pues carecen de servicios profesionales para atender a las poblaciones.