Ganar a la Diabla significa resucitar. Volver de esa tierra donde todo está perdido y ganar por las uñas, casi dando tumbos. Así los Diablos Rojos del México lograron evitar la barrida en el último juego ante Piratas de Campeche y remontaron el juego con un rally de tres carreras en la octava entrada para llevarse el tercer partido de la serie por 5-4 en el estadio Harp Helú.
Las escobas ya estaban listas en la caseta de los Filibusteros. En la jerga pelotera alude a ganar por barrida todos los partidos de una serie y los visitantes ya saboreaban tres al hilo. Pero en un arranque de instinto Diablo, con un inning de pura estrategia y osadía, hicieron honor a su tradición.
Los Rojos perdían 4-2 hasta la parte baja de la octava entrada. Venían de un inning complicado donde entró un relevo al que se le llenaron las bases y gracias a una atrapada celestial del patrullero central Julián Ornelas no sufrieron más daño.
Y fue justo con este jardinero del centro, quien anotó dos veces y fildeo dos pelotas que fueron cruciales, donde se gestó la vuelta. Roberto Ramos pegó un sencillo para empujarlo al home. Después Francisco Córdoba pegó otro sencillo para impulsar a Ramón Flores. Y finalmente Moisés Gutiérrez con un out de sacrificio y el pisa y corre de Alejando González (corredor por Roberto Ramos) enfiló al plato para encender la llama de este infierno en el oriente de la Ciudad de México.