“La hidromiel es la primera bebida con la que el ser humano se embriagó; alguien, en algún momento, cosechó miel, la almacenó de manera inadecuada y se fermentó”, explica Alan Eduardo Reyes, integrante de la Cooperativa Milén, que ofrece desde el pueblo de Santiago Zapotitlán, en Tláhuac, productos y servicios asociados con la apicultura.
El efecto de ese yerro, agrega, es hoy “la joya de la corona” en la empresa que hace siete años fundó con un grupo de egresados de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para hacer frente a la incertidumbre de saber a qué se iban a dedicar y dónde emplearse.
“Empezamos con cinco cubetas de miel, las vendimos y con eso compramos cinco colmenas”, las cuales se instalaron en suelo de conservación de la alcaldía Milpa Alta. Ahora manejan un inventario de 150 colmenas que desplazan a Puebla, Morelos, Michoacán y Veracruz y producen unas cinco toneladas de miel por cosecha.
Cuenta que al ingresar a la facultad ni siquiera sabían que había una especialidad en medicina y zootecnia apícola, “es un área que nos ha enamorado”; realizaron sus prácticas profesionales en empresas apícolas, en su caso en una asentada en el sureste del país dedicada a la exportación de miel y le dio la certeza de que la crianza y cuidado de las abejas sí es negocio.
En sus primeros años se dedicaron sólo a la venta de miel y posteriormente se diversificaron a servicios de polinización en cultivos de aguacate y naranjos, dar asesorías, capacitación y asistencia para certificación profesional en la materia, visitas guiadas, así como de control de enjambres –el año pasado la unidad de rescate apícola Milén reubicó un centenar de panales– así como a la transformación de la miel y sus derivados en cosméticos como champú y jabón.
En el caso de la hidromiel, “empezamos a procesarlo sin tener expectativa del producto, la pusimos a fermentar y se nos pasó un año que olvidamos el tanque donde estaba fermentando”; alguien lo recordó, decidieron probarlo y les gustó. Durante un año trabajaron para obtener las características idóneas de calidad y sabor deseados, pero el verdadero reto llegó cuando lo dieron a probar a alguien que les dijo: “quiero 100 botellas de esto”, porque no tenían nada de infraestructura.
El problema era encontrar financiamiento, ya que como jóvenes, para los bancos “no eres nadie”, y fue por casualidad que estaban en la alcaldía Tláhuac;“nos dijeron ‘pásenle, ¿vienen a la plática?’; era de fomento cooperativo de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo, vimos que cumplíamos los requisitos y nos constituimos como cooperativa en 2019”; al siguiente año obtuvieron un apoyo que les permitió adquirir parte del equipo que requerían.
Con Alan Eduardo integran la empresa Ana Karen Ramos, María del Pilar Carreón –quien es licenciada en turismo por el Instituto Politécnico Nacional–, Hayden Aarón Arenas y Antonio Reyes, además de asociarse con Ángel García, Jesús Valdés y Lorena Orduña.
La cooperativa tiene ahora capacidad para producir unos 4 mil litros de hidromiel al año en dos presentaciones: la primera es añejada un año, con 500 mililitros, que alcanza de 14 a 15 grados de alcohol, y la joven, de miel multifloral de 335 mililitros con graduación de seis.
La miel es comercializada en presentaciones de 1.4 litros y 340 gramos; el champú, en 400 mililitros y lo ofrecen en dos tipos: con romero –que además de hidratar y suavizar con las propiedades de la miel, evita la caída del cabello y fomenta su crecimiento–, y con lavanda, que tiene un efecto relajante.
Los jabones los elaboran también con añadidos como lavanda y avena, que sirve como exfoliante.
La venta se hace por diversas plataformas
La comercialización se realiza por medio de sus redes sociales en Facebook, donde están como Milén; en Instagram, como milenmx, y en TikTok son milenmex, así como en ferias y en mercados alternativos, como el del Museo Nacional de Culturas Populares en Coyoacán.
Sus productos son elaborados con varios tipos de miel que obtienen según la floración, como aguacate criollo del estado de Morelos o Hass, de Michoacán; de la flor del mezquite, de Puebla, o de naranjos, de Veracruz, adonde llevan las colmenas en determinadas épocas del año, además de la multifloral que obtienen en la alcaldía Milpa Alta.
Eduardo explica que el traslado de los panales se tiene que realizar por la noche, cuando las abejas están en su colmena; se protegen con rejas y mallas, se suben al transporte y en el lugar destinado se forman grupos de 30 que deben estar a una distancia de por lo menos cinco kilómetros de otro apiario con la finalidad de que hagan uso efectivo de la floración. “Es un trabajo cansado, pero es gratificante”.