Madrid. Amenazas, difamaciones como que son “terroristas que recaudan fondos para la dictadura en Cuba”, insultos y campañas para boicotear sus actuaciones son algunas de las situaciones que ha sufrido en los días pasados en su visita a España el grupo de trova cubana La Buena Fe.
Su director, Israel Rojas, se mostró contrariado, básicamente porque tanto él como el resto de la agrupación pertenecen a una tradición musical que le canta “al amor, a la reconciliación y a la paz” y por eso no entienden tanto odio y crispación en su contra, sólo por no asumir el ideario de los cubanos en el exilio y mantener su criterio en relación con la situación en la isla.
En entrevista con La Jornada, Rojas explicó los pormenores de esta campaña que están padeciendo y por la que ya les cancelaron dos conciertos.
–¿Por qué esta campaña contra ustedes?
–Hay una serie de plataformas que dominan desde la red el espacio virtual de todo lo que se relaciona con Cuba y que se manejan desde el exterior de la isla con una agenda específica en contra del gobierno cubano. Es un sistema de medios que una de las líneas prioritarias que aplica es el asesinato artístico o civil de cualquier creador que tenga capital artístico o poder de convocatoria al interior del país y que no se oponga al gobierno cubano. La Buena Fe ha tenido una posición absolutamente de crítica constructiva con el proceso cubano. No hemos sido, por decirlo de alguna forma, amables con el gobierno, pero también entendemos que esa crítica siempre ha sido para construir y que ni la independencia y soberanía de nuestro pueblo está en juego. Sí estamos comprometidos con la construcción del socialismo, de una sociedad mejor, con el levantamiento del bloqueo y con la necesidad de que entre Cuba y Estados Unidos haya un entendimiento sin condicionamientos.
–Y entiendo que esa postura incómoda al llamado exilio cubano, sobre todo a los sectores más ultras…
–Así es. A partir de ahí nos sitúan en el radar para perpetrar nuestro asesinato mediático, artístico y civil. No hemos cedido a esas presiones y nos negamos a desnaturalizar nuestra música. Hacemos trova y ésta siempre ha estado ligada a los procesos sociales, así que es irracional que alguien que sigue los pasos de Silvio Rodríguez o Pablo Milanés no tenga una opinión propia y se deje callar. Y esos ataques contra nosotros empezaron alrededor de 2010, pero en los años recientes han sido feroces, sobre todo a raíz de la construcción de fenómenos culturales como “Patria y vida” o de toda esa aparente intelectualidad adversa al gobierno cubano en la diáspora o en la isla. De alguna forma quieren demostrar que no hay nadie que apoye al gobierno, y nos atacan porque somos de las pocas agrupaciones que no damos nuestro brazo a torcer. Nuestro espectáculo no es político, no hacemos un concierto militante, de hecho muchas de nuestras canciones tienen alta dosis de crítica a la realidad social cubana. No hacemos loas a Fidel ni a Lenin ni a Evo Morales ni a Hugo Chávez. Hablamos de amor, de reconciliación y de paz.
–Entiendo que el primer boicot que sufren en España es en el concierto de Madrid…
–Así es. Hemos tocado en París, Miami, Ginebra y aquí mismo, en Madrid, lo hemos hecho ocho o nueve veces, y nunca ha habido problema, pero en esta ocasión llegaron tres personas de esos grupos y se pusieron a gritar consignas con su manera de ver el mundo, como “Patria y vida” o “libertad para los presos políticos de Cuba”. No me enteré de lo que pasaba, pues de inmediato se resolvió la situación porque fueron desalojados de la sala de conciertos.
–¿A partir de ahí se intensificó la campaña en su contra?
–Así es. Comenzaron el acoso a cada una de las salas donde teníamos previsto presentarnos, con un ciberacoso insoportable y alguno de los dueños se atemorizó, así que nos cancelaron las actuaciones de Zamora y Salamanca. Pero a raíz de todo esto se inició una campaña de solidaridad que ha provocado que mucha gente nos abra las puertas para dar más conciertos en España.
–¿Qué cree que les molesta tanto de la música que hace su grupo?
–Se sienten traicionados porque dicen que la crítica social que hemos hecho siempre, desde nuestro origen, no es para destruir al gobierno cubano. He dicho que es una aberración pensar que nuestras canciones busquen el colapso social, porque sí queremos la transformación social, pero por una vía pacífica y democrática en los cánones de Cuba, institucional y tranquila, como ya ocurre en el país. A lo mejor me gustaría que el proceso fuera más rápido y que la participación democrática sea más directa, pero nada más.
–¿Y decir esto en Cuba no le ha supuesto ningún problema?
–Jamás. Quizás algún militante de extrema izquierda o comunista ortodoxo se sienta un poco mal, pero nunca me han prohibido una canción, ni he dejado de hacer los conciertos en libertad. Sabemos cantar y lo vamos a hacer donde nos convoquen. Nada ni nadie va a callar nuestra voz.