Venecia. Con el título The Laboratory of the Future, mañana se inaugura al público la 18 Exposición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia. La muestra, curada por la angloghanesa Lesley Lokko, permanecerá hasta el 26 de noviembre. La de este año es considerada una edición de ruptura, debido a que África y su diáspora son los protagonistas, al proponer una manera de concebir la arquitectura distinta al modelo occidental, que hasta ahora había determinado los cánones de belleza.
Según Lokko, “África ha sido vista durante mucho tiempo como la antítesis de la belleza: caótica, corrupta, negra, pobre; era la medida con el que Europa definía lo que no era ni quería ser. Ahora, en cambio, podemos mirar al mundo desde el contexto africano, tan complejo que nos demuestra que para resolver los problemas tenemos que trabajar juntos: urbanistas, sociólogos, arquitectos. Considero el conocimiento arquitectónico como una red potencialmente infinita. Esto tenemos que enseñar a los arquitectos del mañana. Mis jóvenes investigadores no sólo se preguntan cómo ahorrar recursos, sino cómo surgió la cultura del despilfarro y qué podemos hacer para cambiarla”.
Ante todo, en la muestra se remarca la sustitución del papel de arquitecto convencional por el de un profesionista que participa como “agente de cambio”, con el propósito de transformar problemas urgentes, como la descolonización y la descarbonización, dos temas centrales de ésta cita. La práctica es multidisciplinaria y flexible, sustituye el término de arquitecto por el de practitioner, una figura mucho más compleja.
Roberto Cicutto, presidente de la Bienal de Venecia, destaca la transformación que ha tenido la arquitectura en años recientes, al afirmarse como una disciplina que más que otras debe dar respuesta a las necesidades de la humanidad: “Hasta hace poco, la bienal era la representación de lo nuevo, lo bello y el desarrollo tecnológico en la ciencia de la construcción. Hoy, los temas que enfrenta la arquitectura son mucho más concretos”.
Son 89 participantes distribuidos en el Pabellón Central de los Jardines de la Bienal, donde exponen algunos de los 16 estudios africanos más importantes de la actualidad.
En el Arsenal y el Fuerte Mar-ghera, en Mestre, se ubican los despachos emergentes. Además, en las primeras dos áreas, se incluyen los Proyectos Especiales de la curadora con unos 35 profesionistas vinculados a Lokko, pero fuera de la premiación. Los temas abordados se refieren a la relación de la arquitectura con la memoria, la alimentación, la agricultura y el cambio climático, y la geografía y el género.
La mayoría de los despachos presentes son pequeños y comparten, en muchos casos, la práctica de la docencia. La curadora anota cómo es sólo una probada “de la gran comunidad de profesionales africanos que están redefiniendo el término “práctica, impensable hace una década”.
De América Latina participan dos despachos de Brasil y Quito. La regiomontana Alma Du Solier es la única de México, presente como socia de Hood Design Studio (Oakland, Estados Unidos), cuyas estructura y objetivos representan los valores de Lokko. Es un pequeño despacho dedicado a la arquitectura de paisaje y diseño urbano. Además, Du Solier es profesora invitada en la Universidad de California en Berkeley, donde estudió la maestría. Considera la arquitectura del paisaje –su especialidad– como un modo de mejorar el entorno, por medio de intervenciones mínimas, pero capaces de generar un fuerte impacto en los espacios.
En esta edición se proponen la Bienal College Arquitectura, programa didáctico (25 de junio al 22 de julio) y Carnival, espacio para la conversación con actores sociales.
La bienal aspira, como ocurrió en las secciones de cine y arte el año pasado, a alcanzar la neutralidad carbónica, al adoptar medidas de sustentabilidad ambiental en todas las fases del encuentro, como el reuso de los materiales empleados.