Hasta ahora no se han hecho estudios exhaustivos que demuestren que el maíz transgénico y los agrotóxicos son inocuos para la salud humana, están en el mercado por “la supresión de la ciencia”, advirtieron expertos internacionales al reconocer como positiva la medida de México para limitar el uso de ese producto para consumo humano, aunque pudo haber sido una medida más fuerte: prohibir el consumo de todos los productos modificados genéticamente.
Lo que sí hay es un estudio de 2012 de Gilles-Eric Séralini publicado en la revista científica Food and Chemical Toxicology que demostró, con pruebas realizadas durante dos años, los daños al hígado y los riñones en ratas por el consumo de un maíz transgénico de Monsanto. Para obtener el aval de su comercialización, la empresa sólo probó este producto 90 días, recordó Steven Druker director de la Alianza para la Bio Integridad de Estados Unidos.
Dijo que nunca se ha realizado un estudio de seguimiento del consumo de alimentos modificados genéticamente modificados por parte de la industria que lo producen, sólo dicen que son inocuos, lo cual no es científico.
La medida de México de prohibir el maíz y el glifosato va en la dirección que establecen los organismos internacionales de derechos humanos y el país está cumpliendo con ellos, sostuvo por su parte, Marcos Filardi, abogado asesor en la dirección nacional de agroecología en la Secretaría de Agricultura de Argentina.
Dijo que hay mucha evidencia de los daños que generan los agrotóxicos y transgénicos, y no se puede dejar de aplicar el principio precautorio, y es lo que México ha dicho en su decreto presidencial de febrero pasado, en el que prohíbe para 2024 el uso de glifosato y el consumo humano de maíz transgénico.
“El uso de los transgénicos y agrotóxicos deja residuos en el agua, se vulnera el derecho al agua, y el derecho humano a la alimentación adecuada, no se puede hablar que ésta ocurra si hay residuos de agrotóxicos en los alimentos, y no cumple con lo que establecen los tratados internacionales”, dijo durante conferencia de prensa sobre la Visión crítica de la regulación de los Organismos Genéticamente Modificados y el glifosato, convocada por el Conahcyt.
A su vez, Timothy Wise investigador del Instituto de Políticas Agrícolas y Comerciales de Estados Unidos, apuntó que “se dice que los productores estadounidenses no cultivarían maíz transgénico. Sí lo harían, ya se producen 3 millones de hectáreas de maíz no transgénico y con un precio justo pueden producir para México”.
Precisó que México no restringe las importaciones sino el uso del maíz transgénico en la tortilla, y es una fracción mínima de las importaciones, este país ya ha dicho que Estados Unidos tiene que demostrar el impacto a sus agricultores.