No existe una mercancía más valiosa en el mundo que la información. Así como se comercializan granos, ganado, oro o plata, también se venden al mejor postor bases de datos y algoritmos para analizarlos.
Entre más elementos contienen las bases de datos, mejor se interpretan y se toman decisiones políticas, sociales, económicas y de lo que a cada usuario le interese.
Para entender la importancia de la información veamos dos casos, uno a nivel familiar y otro a nivel de un país en guerra. Si en una familia el hijo adolescente comienza a consumir cocaína y se tiene la información a tiempo, padres y tutores pueden salvarle la vida, en caso contrario el adolescente puede entrar en un proceso de deterioro irreversible.
En el caso de un país en guerra, por ejemplo Ucrania, cuenta con la información militar en tiempo real de los misiles y bombas de Rusia y de las zonas a las que pretende atacar, de inmediato puede actuar en consecuencia y salvar cientos de vidas.
La información está al alcance de la mano a través de Internet y su valor se muestra en las cotizaciones de las empresas de tecnología. Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Nvidia y Meta tienen un valor de mercado en su conjunto de 8.34 billones de dólares, que equivale a más de la tercera parte del PIB anual de Estados Unidos. Estas empresas prestan servicios de comunicaciones, pero por ese medio acumulan cada vez más información.
Sus bases de datos se enriquecen segundo a segundo con el uso que le dan 5.7 billones de usuarios de Internet. Día con día envían 177.4 billones de correos electrónicos y 551 millones de tuits; y a través de Google realizan 5.9 billones de búsquedas diarias. Este uso tecnológico genera más información que la que han acumulado las grandes potencias en toda su historia.
Esta información se utiliza para cualquier fin y genera un poder excepcional a los conglomerados que concentran los datos y a quienes contratan sus servicios. El resultado es que las grandes compañías de tecnología, tanto de Estados Unidos como de China paulatinamente dominan la vida socioeconómica del mundo.
No hay país, por más poderoso que sea, que cuente con información más precisa y valiosa que los grandes gigantes de la tecnología.