Madrid. Un grupo de hibakusha, sobrevivientes de las bombas nucleares lanzadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, se manifestó ayer en Tokio para exigir la destrucción de todas las armas nucleares y pedir el fin de las guerras aprovechando la inminente cita de líderes del G-7 prevista del 19 al 21 de mayo en Hiroshima.
La Confederación Japonesa de Organizaciones de Víctimas de la Bomba-A y la Bomba-H, Hidankio, y otros grupos antibelicistas y asociaciones de víctimas de la guerra han convocado la protesta, en la que han participado unas 70 personas.
El secretario general de Hidankio, Kido Sueichi, señaló que las bombas atómicas son armas creadas únicamente para causar la “extinción” y las calificó de “mal absoluto”, por lo que su abolición es el único camino para proteger a la humanidad. Emplazó al gobierno japonés a cumplir su deber como el único país que ha sufrido un ataque de ese tipo.
El manifiesto final subrayó que ni las armas nucleares ni la guerra pueden defender la vida de la gente y apeló al gobierno japonés a servir de puente entre las potencias nucleares y las no nucleares. Además, instó a resolver los conflictos mediante el diálogo y la negociación.
En tanto, el secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken, no ha perdido la esperanza de visitar China en “un futuro próximo” para intentar bajar la tensión entre ambos países, marcada entre otros muchos temas por sus conflictos comerciales y la expansión militar en el Indo-Pacífico, aseguró el asesor del Departamento de Estado, Derek Chollet.
“Nos gustaría mucho volver a donde estábamos en la planificación en febrero, antes de que el globo de vigilancia sobrevolara Estados Unidos”, explicó Chollet, en referencia al incidente con el aparato aéreo chino.
Blinken tenía previsto viajar a Pekín en nombre del presidente, Joe Biden, “para seguir donde lo dejó con el mandatario chino en Bali”, sobre el encuentro de la cumbre del G-20 en Indonesia el año pasado.
El ministro de Relaciones Exteriores japonés, Yoshimasa Hayashi, expresó su preocupación por la cooperación militar entre Rusia y China en Asia y señaló que la situación de seguridad en Europa y Asia no puede separarse desde que Moscú invadió Ucrania.
Durante una reunión de cancilleres europeos y de la región Indo-Pacífico en Suecia, Hayashi indicó que este conflicto había “agitado los mismos cimientos del orden internacional” y debe enfrentar una respuesta unida.