Tijuana, BC. El Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) -por sus siglas en inglés-, inició el traslado de los migrantes retenidos entre los dos muros de la frontera Tijuana-San Diego. Los dos campamentos - uno de hombres que viajan solos y otro de familias- se han ido vaciando. En grupos de 30 y 50 personas los han retirado del lugar. -“Ayer se llevaron a tres grupos de 50-. ¿Y a dónde? -Un compañero nos habló y dijo que están “en la perrera”.
La mañana de este domingo, periodistas y la Asociación Civil “Casa de Luz” - que se fundó en 2018 para apoyar a los migrantes del grupo LGBT+ -pudieron acercarse al campamento de hombres (no cualquiera se anima porque el acceso es entre matorrales y una pendiente que por tramos se desmorona). Mientras recibían la comida pegados a los barrotes, platicaron que los ahí retenidos son de unas 15 nacionalidades, entre ellos africanos de Sudán, así como un contingente de musulmanes. Peruanos, colombianos, afganos, turcos, que viajan solos informaron que hace dos días se llevaron a varios grupos.
“¡Qué ya se van los rojos!”, gritaron desde la hondonada y quienes hacían fila para recibir un plato con carne y ensalada, que además portaban el brazalete rojo, abandonaron a toda prisa la fila, algunos apenas con un café en la mano y desaparecieron para los ojos de la prensa porque su ubicación no se alcanza desde el lado mexicano del muro.
Es un joven colombiano quien platica que ya habló con un compatriota retirado del campamento el viernes pasado y que le dijo que son llevados a “la perrera” - como se conocieron las jaulas que EU usó en años pasados, antes de presentar a los migrantes con la autoridad que define su destino inmediato-. Mientras en el otro campamento, cuyo movimiento si se puede ver desde la avenida Internacional -sorteando los vehículos que corren como locos por esa vialidad- ubicado a unos dos kilómetros de distancia, las unidades de la Patrulla Fronteriza organizan también el traslado.
Se ven a lo lejos las bolsas de basura y las pertenencias abandonadas. En la tarde ya nadie se acerca al muro, todos están en alerta esperando marcharse. Una caravana de vehículos de la Patrulla Fronteriza se mueve con los migrantes a bordo.
El contraste: trabajadores que cruzan de manera legal, hacen fila en San Ysidro
A no más de dos kilómetros, decenas de trabajadores agrícolas hicieron fila este fin de semana para cruzar legalmente a Estados Unidos. Contratados por uno y tres años, todos arrastran maletas mientras avanzan para ser atendidos en el cruce internacional. No quieren hablar, algunos de ellos alcanzan a decir que van “muy al norte”.
De Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Guerrero, y el Estado de México, estos trabajadores con permiso temporal van sobre todo al campo para levantar cosechas y a ranchos ganaderos. Algunos fueron traídos hasta la garita por las empresas contratistas y al otro lado los espera el transporte para llevarlos hasta su destino. -¿A donde van? -Muy al norte de la costa Oeste- dice uno de ellos. No todos parecen campesinos, pero todos guardan silencio y según los propios durante más de una semana en dos campamentos.