En medio de una crisis bancaria, alza de tasas de interés, un menor crecimiento económico e inflación todavía fuera de la meta de la Reserva Federal (Fed), el gobierno de Estados Unidos corre el riesgo de quedarse sin recursos para solventar sus compromisos. Aunque “históricamente” siempre se resuelve, genera ruido en los mercados financieros que la administración del presidente Joe Biden incumpla sus compromisos financieros.
El Congreso estadunidense está dividido sobre el aumento del techo de la deuda del gobierno federal, que actualmente supera 31 billones de dólares, y acrecienta el riesgo de quedarse sin efectivo tan pronto como el primero de junio. Los márgenes muy estrechos en el Congreso complican el asunto.
Carlos Ponce, socio fundador de SNX, Constructores de Patrimonio, explica que los expertos temen que el equilibrio llegue a cero, y el incumplimiento que seguiría, podría desencadenar caídas en los mercados, como en otros momentos en que sucedió algo similar.
“Se trata de un tema que se ha presentado otras veces y que es usado como moneda de cambio entre políticos, lo que suele alargar negociaciones y generar preocupaciones entre los inversionistas.”
Sería devastador: Hunt
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró ayer que las conversaciones con el Congreso para elevar el límite de endeudamiento del gobierno van avanzando.
El secretario de Economía británico, Jeremy Hunt, afirmó que sería “absolutamente devastador” que Estados Unidos no llegue a un acuerdo para elevar el techo de su deuda y vea “desbaratado” su producto interno bruto.
El enfrentamiento entre el presidente Biden y la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, que ha planteado la perspectiva de un impago de la deuda estadunidense, supone una “amenaza muy seria para la economía mundial”, dijo Hunt, en el último día de trabajos de la reunión de ministros de finanzas del grupo de las mayores siete economías (G-7).
La reunión, celebrada en la ciudad japonesa de Niigata, se produjo en momentos en que los responsables a cargo de la política monetaria en el mundo, ya preocupados por las quiebras bancarias en Estados Unidos y los esfuerzos por reducir la dependencia de China, se ven ahora obligados a lidiar con un posible impago de la mayor economía del mundo.