¿El mal tiene un olor inconfundible?, fue la primera pregunta que lanzó El Aleph. Festival de Arte y Ciencia, al ser inaugurado ayer en Ciudad Universitaria con la conferencia magistral de la neurocientífica española Laura López-Mascaraque sobre el olfato, el más desconocido de nuestros sentidos, pero que se conecta directamente con el cerebro y es capaz de evocar recuerdos de forma poderosa.
Los recursos de la imaginación y el conocimiento son los que encarnan el encuentro, destacó José Gordon, escritor y divulgador de la ciencia encargado de la curaduría del festival, al tomar la palabra para presentar a la primera invitada en el encuentro organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Las posibilidades de olfatear al otro y darnos cuenta de que si sabemos oler la diversidad se pueden crear las mejores fragancias”, invitó con sus palabras para dar paso a la conferencia científica que exploró miles de años de humanidad y su evolución respecto al olfato, los secretos de las neuronas y el cerebro, la química de las moléculas, el escaso vocabulario para describir los olores y las aplicaciones del conocimiento sobre este sentido que podrían ayudar a diagnosticar enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson, Hun-tington y la esclerosis múltiple.
López Mascaraque, científica en el Instituto Cajal, en Madrid, y una de las principales autoridades en la investigación del olfato desde la biología y sus bases neurológicas, comentó que las culturas originarias de México tienen un amplío vocabulario para referirse a los olores, lo cual contrasta con otros idiomas más modernos. La conferencia completa, así como la ceremonia de inauguración, quedó grabada y disponible en las redes sociales de El Aleph.
Durante nueve días, del 13 al 21 de mayo, en la séptima edición del festival se ofrecerán más de 80 actividades, con la participación de 417 invitados. Violencia y cultura de paz es el eje temático de la presente edición, integrada por cuatro bloques: Física moderna: correlación en el fondo de la naturaleza; El cerebro y la conciencia: la empatía y el problema de cómo imaginar al otro; Medicina: la salud y la armonía del cuerpo colectivo, y Medio ambiente: las ciencias de la complejidad.
Con un nombre inspirado en el famoso relato de Jorge Luis Borges, El Aleph hace mirar, desde un punto a la multiplicidad infinita del universo. En este caso, desde la máxima casa de estudios se expande gracias al arte y las ciencias para explorar los contornos de la violencia, al mismo tiempo que abre posibilidades al investigar la armonía y la coherencia.
Rosa Beltrán, coordinadora de Difusión Cultural, apuntó que El Aleph es uno de los festivales más esperados porque es único, “difícilmente encontramos otro espacio donde se discutan los problemas que nos aquejan en este momento, desde la ciencias, el arte y las ciencias de la complejidad”. Acompañada por Juan Ayala, director del festival, en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, consideró que a partir del enfoque científico se analizará la cultura de paz, “para encontrar cauces que nos la devuelvan y nos hagan volver a reunirnos en estos tiempos difíciles”.