Sobre un ring, las luchas libre y social se lanzan a un combate para exhibir el actual panorama del país, a dos de tres caídas sin límite de tiempo “contra la impunidad y la corrupción”.
Máscara contra cabellera, de Víctor Hugo Rascón Banda, obra que “renovó el panorama de la dramaturgia a principios de los años 80”, se presenta del 12 al 27 del mayo en el Teatro del Pueblo, donde el público conocerá la historia de un misterioso enmascarado con sed de justicia, explicó el director Erwin Veytia.
Ese personaje, explicó, organiza “la resistencia” para lograr una sociedad “más justa, transparente y democrática, pero enfrenta la traición de un amigo y toma conciencia de que los cambios reales vienen del interior de cada hombre y no de la mano del gobierno”.
Recordó: “Hace 10 años se nos ocurrió tomar este texto para lidiar con los problemáticas de esa época y a la vez, demostrar el amor que le tenemos a la lucha libre; conocí a muchos de estos intérpretes en la escuela donde daba clases y construimos esta ficción tratando de preguntarnos sobre qué nos estábamos rebelando”.
También “para tratar de definir qué nos hace mexicanos y actualizar la obra de Rascón Banda a los conflictos que nos rodean actualmente; sobre todo buscamos enfatizar las veces que transgredimos nuestra propia necesidad de ser una buena sociedad, pues responsabilizamos a los líderes de que son corruptos, pero jamás vemos la corrupción en nosotros, que al final, es la que deja vivir al sistema tal como es”.
En ese sentido, “nuestra rebeldía y la lucha de Apolo están a otro nivel comparado con la época de los 80; además es muy atractiva la idea de un héroe dispuesto a hacer todo lo necesario para lograr una sociedad más justa y equitativa, que es un ejemplo de sacrificio y disciplina al parecer muy difícil de encontrar en nuestros tiempos”, explicó.
La propuesta “se apoya en la creación de un mito sincrético, clásico y prehispánico, como un mundo donde los luchadores, rudos y técnicos, se enfrentan todos los días en una eterna lucha, de la cual depende no sólo el rumbo de un sindicato de luchadores, sino del país entero.
“El problema es que México es un país de leyes, pero no de justicia; siempre ha sido así y no podemos quedarnos sin levantar la voz y decir: se necesita hacer las cosas de manera diferente, organizarse y que la sociedad sea activa, consciente e informada.”
El texto presenta dos narrativas. La primera es la historia de Apolo, el misterioso luchador que trabaja por una sociedad justa, mientras que la segunda habla de la historia presente de la sociedad, que es contada por medio de los propios actores, mediante un distanciamiento de sus propios personajes, en los que se exponen datos de la realidad.
Toda la obra ocurre sobre un ring y con el uso de barriles de diferentes tamaños se crean los distintos espacios y tiempos de la obra, como una estación de autobuses, las taquillas de la arena y el cuadrilátero donde se efectúa la última pelea.
Erwin Veytia puntualizó: “nuestro principal objetivo es transformar un teatro en una arena de lucha libre. A partir de nuestra experiencia y remontajes, te puedo decir que lo logramos porque sabemos que el público espera la provocación para entrar a la ficción, disfrutar y después percatarse de que estaba en un teatro y no en un pancracio”.
El elenco está integrado por Clementina Guadarrama, Marcela Feregrino, José Luis Pérez Hernández, Armando Bautista, Óscar Serrano, Félix Terán, Emiliano Yáñez, Elena Gore, Alejandro Romero, Enrique Alejandro Ortega, Abraham Ugalde, Alberto Santiago e Ignacio Velasco. La iluminación es de Braulio Amadís, musicalización de Alberto Santiago y Orión en el entrenamiento luchístico.
Máscara contra cabellera, que inicia gira de despedida luego de una década, se presenta desde ayer hasta el 27 de mayo, con funciones viernes a las 18 y sábados a las 17 horas en el Teatro del Pueblo, ubicado en República de Venezuela 72, Centro Histórico, Metrobús Teatro del Pueblo.