Los trasplantes de médula ósea se realizan en México desde hace 30 años para diferentes tipos de cáncer en la sangre. Son procedimientos de alta complejidad y sólo se realiza 10 por ciento de lo que se requiere. Pero ahora, por primera vez, en el Instituto Nacional de Cancerología (Incan) se hacen de manera ambulatoria, con lo que se cuadruplicará el número de personas atendidas, afirmó Brenda Acosta, jefa del Depto de Hematología del nosocomio.
Explicó que es posible realizar el tratamiento ambulatorio para linfomas y mieloma múltiple en individuos que cumplan una serie de requisitos clínicos y de salud mental. El diseño y preparación del proyecto inició hace más de un año. Ya se realizaron los primeros dos trasplantes y en una primera etapa se harán dos cada mes, a fin de garantizar los mejores resultados para los enfermos.
La especialista comentó que en muy pocos hospitales en el país se efectúan trasplantes de médula ósea. Además de los médicos especialistas, se necesita un tiempo prolongado de preparación de los pacientes, de uno a tres meses. Por eso hay una larga lista de espera.
Con los trasplantes ambulatorios se reduce la estancia hospitalaria. El Incan aspira a cubrir su demanda y en un futuro, recibir a pacientes de otros hospitales y estados de la República.
El programa establece que los pacientes deben tener en su casa o algún albergue, una habitación aislada y con medidas de higiene. Para asegurar que el ambiente esté libre de cualquier riesgo de contaminación, el Incan proporciona un filtro de aire de alta eficiencia, comentó la especialista.
Resaltó que es uno de los beneficios de la pandemia de covid-19, pues estos equipos se volvieron más accesibles y ahora el Instituto los puede proporcionar. De esta manera se reduce el tiempo de hospitalización de cuatro a una semana, durante la cual se realiza el trasplante.
La primera semana y las posteriores al procedimiento, el equipo médico multidisciplinario del Incan se mantiene al pendiente de la evolución y los cuidados del paciente, quien permanece en aislamiento total y se involucra completamente en el tratamiento. A diario se debe tomar mediciones y llevar el registro de su presión arterial, pulso, frecuencia cardiaca y respiratoria, entre otros.
Acosta comentó que cada año llegan al Incan 500 personas con alguna neoplasia hematológica, de las cuales al menos 100, son candidatas a un trasplante de médula ósea, con el que es posible lograr 80 por ciento de sobrevivencia a cinco años en el caso de los linfomas.
Para el mieloma múltiple, lo que se espera es que las personas vivan el mayor tiempo posible libres de enfermedad y aunque es una neoplasia altamente agresiva, la especialista calculó que 60 por ciento de los pacientes pueden beneficiarse del trasplante ambulatorio.
Gabriela de 58 años de edad, fue la primera en tener este tipo de intervención. Tiene mieloma múltiple y en el pasado ya había recibido un trasplante de médula ósea. Esa experiencia fue útil esta vez que se le ofreció un procedimiento, del que sería parte activa, indicó la doctora Acosta.