Andrés Manuel López >Obrador y Joe Biden enfatizan una visión humanista ante la frontera desbordada. Admite el demócrata “una situación caótica por algún tiempo”. Evidentemente, no habrá tropa que detenga las migraciones. Seguirán las invasiones masivas por el río Bravo con riesgo de morir en el intento.
Experta en migraciones, la filósofa española María Zambrano hace poesía en su libro Claros del bosque, y lo inicia con estas palabras: “El claro del bosque es un centro al que no siempre es posible entrar desde donde se le mire y la aparición de algunas huellas de animales no ayuda a dar ese paso, es otro reino que un alma habita y guarda. Algún pájaro avisa y llama y hasta donde vaya marcando su voz”.
En el libro habla de un método y sus pasos. Me permito versificar su pensamiento. ¡Vaya que habla de humanismo!:
“Hay que dormirse arriba de la luz, / hay que estar despierto abajo, / en la oscuridad intraterrestre, / intracorporal de los cuerpos, / que el hombre terrestre habita, el de la Tierra, el del universo, el suyo propio. / Allá en los profundos, en los infiernos, el corazón vela / se desvela, se reenciende en sí mismo. / Arriba, en la luz, el corazón se abandona, / se entrega. / Se recoge. Se duerme al fin ya sin pena, / en la luz que acoge donde no se padece violencia alguna, / se ha llegado allí, a esa luz, sin forzar ninguna puerta, / y aun sin abrirla, sin haberla atravesado / dinteles de luz y de sombra / sin esfuerzo y sin protección.”
Brota el delirio al parecer sin límites, no sólo del corazón humano, sino de la vida toda, y se aparece todavía con mayor presencia en el despertar de la Tierra en primavera (como en la actualidad) y paradigmáticamente en plantas como la hiedra, hermana de la llama, sucesivas madres que Dionisio necesitó para su nacimiento, siempre incompleto, inacabable. Así nos muestra este dios un padecer en el nacimiento mismo, un hacer padeciendo, la madre no dio de sí para acabar de darlo a luz nacido enteramente. Dios de incompleto nacimiento del padecer y de la alegría, anunciando el delirio inacabable, la vida que muere para volver de nuevo. Es el dios que nace y el dios que vuelve.
Según mi lectura, este es el pensamiento humanista en las migraciones de la filósofa María Zambrano.