Por la puerta del Hospital General Ajusco Medio, de la Secretaría de Salud del Gobierno de la Ciudad de México, salieron más de 215 mil pacientes que tuvieron alguna complicación por el covid-19.
“Pudieron regresar a abrazar a su familia”, enfatiza Jesús Ortiz Ramírez, director del nosocomio, al considerar esto “un gran logro” que atribuye a un equipo formado por las más de mil 300 personas que laboran en el centro hospitalario, desde el personal médico y administrativo hasta el de intendencia.
“El modelo de atención fue un éxito para poder sacar la cantidad de pacientes complicados por el covid”, apunta.
La disminución de hospitalizaciones por el virus permitió iniciar hace un año su reconversión a hospital híbrido, luego de estar destinado cien por ciento a la atención de pacientes con covid.
Dentro de la unidad temporal construida en poco menos de un mes con 96 camas, sólo permanecen 25 en una sección identificada como “Módulo A” para atender a personas con complicaciones por el virus, y ninguna de ellas está ocupada desde hace más de un mes, cuando egresó un paciente que requirió soporte respiratorio con puntas nasales de alto flujo y estuvo sólo siete días, tiempo que tardó en vencer la fibrosis pulmonar.
En otras 26 camas de una sección contigua se atiende ahora a pacientes con otros padecimientos.
Ortiz refiere que en las semanas recientes, de un promedio de 10 pruebas covid que se realizan, una resulta positiva –por lo general en personas que no se vacunaron, como fue el caso del último paciente hospitalizado– y se le aplica un tratamiento especializado con paxlovid en su domicilio.
En un recorrido por el hospital junto con el encargado de la Subdirección Médica, Moisés Alejandro Perdomo Galván, explica “como estuvo esta pelea”.
En la explanada del hospital se retiraron ya las carpas del triaje y sólo permanecen en el piso las “líneas de vida” del modelo que se implementó para atender a los pacientes a su llegada: naranja para personas con problemas respiratorios, rosa para mujeres embarazadas y amarilla para personas con padecimientos distintos al respiratorio. Una de las carpas, con capacidad para 10 camas, era de prehospitalización; la apodaron la Hope (Esperanza).
Explica que el modelo de atención se implementó en menos de una semana a partir de la llegada del primer paciente por el entonces director del hospital, José Alejandro Ávalos Bracho –quien es hoy director general de Prestación de Servicios Médicos y Urgencias– a partir de la experiencia que tuvo con la anterior pandemia de influenza.
El éxito del modelo, que atrajo la atención de personal de servicios de salud de otras entidades del país, se vinculó a la disposición que permitió contar con el equipo necesario para atender los padecimientos asociados a la enfermedad, además de los pulmonares, como la insuficiencia renal con máquinas de hemodiálisis y para rehabilitación cardiaca en los casos de miocarditis.
El personal, agregó, dispuso en todo momento de equipo de protección, no se registró ninguna baja en el equipo por la enfermedad, pese al gran esfuerzo físico y también emocional que demandó la atención de la pandemia en los momentos de mayor intensidad.