La partida de Antonio Carbajal se escuchó en el tono apagado de Ignacio Calderon. Para don Nacho no sólo se va su amigo, también parte su “ídolo” de la infancia. Cuando habla para referirse a él, lo hace con afecto y respeto.
“Estoy triste porque conviví mucho tiempo con Toño, siempre lo admiré desde pequeño”, comentó el también ex portero de la selección mexicana.
Cada que prendía la radio, los comentarios, recuerda, eran para exaltar las cualidades de La Tota bajo los tres postes. “En el Mundial de Suecia en 1958 yo escuchaba las transmisiones y siempre era Antonio Carbajal quien se la rifaba”.
Al poco tiempo, ese niño que soñaba con las atajadas que hacía su futbolista favorito, empezó a compartir vestidor con Carbajal, precisamente en la última Copa del Mundo (1966) que disputó el capitalino.
“¿Quién iba a pensar que al poco tiempo iba a ser compañero de él?”, recordó.
Tanto Ignacio Calderón como Enrique Borja coinciden que La Tota emanaba una vibra que alegraba y un liderazgo que arropaba.
“Era una persona muy bromista, muy simpática y que te alentaba mucho, para mí fue un maestro. Me acuerdo que en el camión cuando nos dirigíamos al estadio, él comenzaba la porra que íbamos a cantar. Si estábamos en el extranjero, iniciaba a corear el México, lindo y querido”, compartió el Cuate Calderón.
“Creo que todos los que tuvimos oportunidad de compartir su vida, tenemos momentos muy divertidos con él”, añadió Borja.
“Siempre estará entre los mejores guardametas que ha tenido México. Pienso que debe ubicarse entre los tres mejores en la historia del balompié nacional”, enfatizó el ex goleador, quien, por otra parte, agregó que todavía alcanzó a platicar con Carbajal hace dos semanas y “estaba completamente lúcido”.
Lo que logró La Tota, por la época en que lo consiguió, tiene un mérito mayor, señaló don Nacho.
“Ese récord de cinco Mundia-les era muy difícil de alcanzar en ese entonces, y fue el primero. Hoy hay muchos, pero es diferente el futbol, la tecnología ha evolucionado.”