Madrid. El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid inauguró la primera retrospectiva fuera de su país del artista alemán André Butzer, quien a sus 50 años se ha convertido en el heredero de uno de los movimientos artísticos más rupturistas del siglo XX: el expresionismo alemán, sólo que ahora él lo aborda desde una óptica del XXI. La muestra reúne 22 obras que resumen su trayectoria artística, en la que ha tenido desde su etapa más volcada al color y a la mitología, como su periodo de “pinturas negras”.
Con la exposición de Butzer (Stuttgart, Alemania, 1973), la pinacoteca madrileña abrió una nueva etapa, en la que buscan abrir sus espacios al arte estrictamente contemporáneo. La elección de Butzer no es baladí, ya que se enlaza con las obras que expone el mismo museo en la colección permanente de expresionistas alemanes, una vez que Heini Thyssen fue uno de los principales coleccionistas europeos de este movimiento artístico.
El lenguaje de Butzer, con sus dosis “proteicas y asombrosas”, según palabras del director del museo, Guillermo Solana, se comunica directamente con sus antecesores alemanes, con esa voluntad de deformar la realidad, de mostrar las tinieblas y las luces con crudeza y desparpajo. El propio Butzer se definió en su juventud como defensor del “expresionismo de ciencia ficción”, así que en su primera retrospectiva en España se muestra precisamente esa fusión entre el expresionismo europeo con la cultura pop estadunidense.
Butzer no esconde que sus fuentes de inspiración son artistas como Munch o Cézanne y que en sus comienzos viró hacia lo sombrío con obras como Caminante (2001), donde un personaje recurrente, una calavera manchada de sangre bajo un sol radiante, simboliza la vergüenza de los alemanes por su pasado nazi.
La mayor parte de sus obras están formadas por capas superpuestas a modo de collage en las que la materia se derrama y desde donde emergen muñecos de ojos enormes, calaveras, manos que pareciera que se derriten en el cuadro u objetos que dan la apariencia de estar suspendidos en el cuadro.
Butzer, presente en la inauguración de la retrospectiva, es un hombre de pocas palabras, pero sí explicó que “su pintura es para todos los humanos. Para mí el arte expresionista siempre se mueve en el equilibrio entre la vida y la muerte. Pertenezco a esa tradición porque es una máquina en funcionamiento de construcción y destrucción. Eternamente”.
El director artístico del museo afirmó que “sé que va a ser sorprendente, va a provocar asombro y no sé si controversia, pero hay una continuidad con el fondo histórico de la colección. Butzer empezó a ser pintor maduro en los 90. Ha expuesto en muchos sitios en el mundo; es un artista de mediana edad en el momento ideal para valorar toda su trayectoria”. Así que sostuvo que hay un enlace directo con los máximos exponentes del expresionismo alemán, como Ernst L. Kirchner, Emil Nolde y Max Pechstein, entre otros.
Solana explicó que Butzer “es un artista creador de mitos, con mucha reflexión detrás; con una obra en la que se mezclan muchas cosas, pero personalmente de una gran pureza interior. Sus cambios no responden a modas”.
Las obras de la exposición de Butzer, que permanecerá abierta hasta el 10 de septiembre, pertenecen a coleccionistas y mecenas de Alemania, Portugal y España.