La novela Ahí viene el lobo es un homenaje para la fotografía “clásica”, que fue muy importante en el sentido político e ideológico en los casi dos siglos de su existencia; también es un réquiem por el fin de esta disciplina con el arribo de la tecnología digital. Así lo estableció el escritor y ensayista David Martín del Campo sobre su narración.
En entrevista con La Jornada, Del Campo sostuvo que el título editado por el Fondo de Cultura Económica explora una época relevante de los artistas mexicanos de la lente y al “fotógrafo que pude ser y no fui. Mi vínculo con la fotografía siempre estuvo ahí. Es un acto de sublimación con el personaje Axel Moritz y ahí va el homenaje al oficio.
“Tuve que investigar mucho sobre fotografía, con el fin de desarrollar las conferencias del personaje que imparte a lo largo del país y que refieren a su ejercicio épico yestético para la historia mundial y de la civilización. Sin la fotografía sería otra cosa. Fue un invento portentoso.”
Recordó que en su juventud estudió en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos y tomó cuatro cursos de fotografía “Estaba predestinado a ser fotógrafo”, pero cuando se fundó el diario Unomásuno Manuel Becerra Acosta lo entrevistó y lo nombró reportero al ver que había escrito una novela.
Martín del Campo (CDMX, 1952) mencionó que la fotografía “como oficio profesional está en extinción. La crisis que sufre el personaje es la que yo sufrí, de alguna manera, con la llegada de la fotografía digital”.
El escritor explicó que su protagonista, al mismo tiempo que expone un gran sentido del humor, es una especie de “héroe épico de la fotografía. El último caballero andante que quiere seguir haciendo fotos en rollos de 35 y de 120 milímetros y trae su Hasselblad. Es un héroe derrotado.
“El periplo que hace en la novela es un gozo porque se está despidiendo. Recorre el país para despedir al cadáver de la fotografía. Al mismo tiempo, está haciendo una suerte de espejo con su conciencia, renaciendo, preguntándose mucho sobre su vida pasada. Es la parte que más me gusta de la novela, cuando él empieza a revelarse.”
Sin embargo, hay una parte oscura en Axel Moritz, quien fue derrotado doblemente pues perteneció al régimen del partido nazi y, cuando viene a México, tiene que “renacer en otro país y con otros pensamientos. Ha sido un antihéroe en ese sentido. Acá también ha sido vencido por la tragedia que sufre con el suicidio de su mujer”.
La novela tiene un anclaje en la historia de México con personajes y situaciones reales. Relata que María Félix, Dolores del Río y Esperanza López Mateos fueron modelos de Moritz. “De eso se tratan las novelas, de crear un nuevo mundo con algunos atisbos a la realidad y otras partes que son invención literaria.
“El personaje va transitando por la historia del país de 1947 hasta los años de Vicente Fox, cuando en un acto oficial le quita el micrófono al ex presidente, quien se queda impávido por lo que le dice. Le están dando el Premio Nacional de las Artes y, ahí se explica, se desarrolla una suerte de revelación tras revelación.”