La Unión Europea (UE), a través de su embajador en México, Gautier Mignot, acusó al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de frenar la inversión europea en energías renovables, “que iba muy fuertemente, unos 13 mil millones de euros (alrededor de 14 mil 300 millones de dólares)”.
De no aceptar las inversiones privadas nacionales y extranjeras en el sector energético, aseguró, México no podrá cumplir con los compromisos ambientales internacionales, asumidos en el marco de la Conferencia de Naciones Unidas contra el Cambio Climático.
“Entendemos y respetamos la voluntad del gobierno mexicano de reforzar el protagonismo del sector público, de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en particular, y nos parece bien que la CFE invierta en energías renovables”, siguió Mignot, sólo para agregar, siempre con suaves modos diplomáticos, que las decisiones mexicanas en materia de energía “han frenado” inversiones.
Las empresas que se instalarán en México gracias a “este famoso fenómeno de nearshoring”, aseguró el francés, demandarán abasto de energía “seguro barato y verde”.
“Tendremos que encontrar una forma para relanzar esa inversión” abriendo la puerta a la privada.
En abril de 2021, con apenas unos días en el cargo, dijo a la agencia Efe que los inversionistas europeos habían llegado a México “a tomar riesgos de buena fe… y participar en esa transición energética”, pero “hoy les han cambiado, con esa reforma [la eléctrica], las reglas del juego”.
Antes del reclamo, el europeo había hablado de México como un “puente” entre el G7 y países emergentes, actor clave, voz respetada en el concierto internacional y líder para otras naciones de América Latina. “Es un país que está en el centro del juego.”
El representante del bloque que agrupa a 27 países se refirió a una larga negociación –empezó en 2016– que no ha fructificado, para actualizar Acuerdo Global México-UE.
El Acuerdo Global modernizado remplazaría al firmado en 2000, y ha enfrentado “durante mucho tiempo un tema legal complicado”.
Tras una resolución del Tribunal de Justicia europeo, relacionado con la ratificación, se han buscado fórmulas para agilizar una negociación que suma ya siete años.
“La UE proponía dividir el acuerdo en tres partes para facilitar su ratificación: una sección comercial, una sección sobre diálogo político y cooperación y una tercera sobre protección de inversiones. México rechazó esta propuesta e insistió en que la ratificación tenía que ser del tratado como un todo”, escribió en estas páginas Miguel Urbán, diputado de izquierda en el Parlamento europeo, en noviembre pasado.
“Se ha encontrado una fórmula para agilizar la ratificación del acuerdo”, dijo Mignot. Aunque hace falta un ingrediente: “Esperamos que se confirme a escala política esa solución para seguir adelante.”
Destacó que los esfuerzos de la diplomacia mexicana contribuyeron a destrabar la relación de la UE y América Latina. Gracias, en parte a la presidencia pro tempore (2021) de México se efectuará en julio, en Bruselas, la cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que no se realizaba desde 2015.
“El presidente López Obrador está invitado, pero sea quien sea la representación de México en esta cumbre, estoy seguro de que jugará un papel clave.”
Mignot destacó el reciente lanzamiento de la campaña “De frente a la libertad” –con la participación de la Presidencia de la República y la Secretaría de Gobernación, además de la ONU y la UE–, encaminada a la protección de periodistas y defensores de los derechos humanos. “Es un tema que nos une, no que nos divide.”
Igualmente, habló del respaldo de la UE a un programa de integración laboral que ha beneficiado a 25 mil refugiados; así como de la asistencia técnica que brinda a la Comisión Nacional de Búsqueda” para desarrollar una “estrategia de identificación masiva” para encarar una crisis que contabiliza más de 100 mil desaparecidos. En esta área, dijo, el gobierno mexicano “tiene una estrategia clara que puede ser que llegue al éxito”.
Mignot habló en una rueda de prensa en la representación de la UE, en la zona de embajadas de Las Lomas, un edificio coronado con dos banderas: la del bloque europeo y la de Ucrania, país al que la UE proporciona armas, asistencia humanitaria y corredores para sacar sus productos agrícolas.
Para el francés, la única posibilidad de una “paz duradera” es el retiro de Rusia. La UE ha decretado sanciones y proporciona armas a Ucrania, “pero no exigimos que todo mundo haga lo mismo”.