I
El país atraviesa desde hace muchos años una crisis humanitaria en el tema de desapariciones de personas y feminicidios. Miles de familias desesperadas y angustiadas buscan a quienes llaman “sus tesoros”, exigen agilizar investigaciones que den con su paradero y desde hace tiempo rascan, escarban con sus propias manos grandes extensiones de tierra, tratando de buscar a sus familiares que en muchos de los casos dan positivo. Otras familias van de oficina en oficina, buscando en los ministerios públicos y jueces alguna esperanza de justicia, y piden que tipifiquen como feminicidio y con perspectiva de género el asesinato de sus hijas.
II
Agrupadas en su mayoría en colectivos, las familias comparten su dolor y sus experiencias. Se reúnen y reflexionan sobre el camino andado. Buscan parar la violencia del país, y con sus acciones, llamar la atención de las autoridades y de la sociedad para que nadie viva el dolor y sufrimiento que ellas están pasando. Cuando se dan cuenta de que ciertas estrategias se han agotado o han dejado de surtir efecto, imaginan nuevas formas de llamar la atención.
Desde hace algunos años, sus reflexiones las llevaron a la conclusión de que era necesario dar un salto cualitativo y arriesgarse a tomar sitios públicos que sirvan para construir memoria y exigencia de justicia.
Dos de los sitios emblemáticos se encuentran en la Ciudad de México: La Glorieta de las Mujeres que Luchan y La Glorieta de las y los Desaparecidos. Ambas en Paseo de la Reforma.
En la Glorieta de las Mujeres que Luchan. Foto José Antonio López / Archivo
III
La Glorieta de las Mujeres que Luchan ( ex Glorieta a Colón), fue tomada el 25 de septiembre de 2021 por colectivos de familias que exigen justicia en un amplio abanico de casos que van desde el feminicidio, de-saparición forzada de sus hijas, atacadas con ácido, las indígenas, afromexicanas y la reivindicación de las mujeres que en este país han luchado desde la Independencia hasta nuestros días. A partir de ese día, una frágil silueta de mujer en color morado con el puño izquierdo en alto desafía nuestras certezas desde un pedestal que por más de 145 años habitó el genocida Cristóbal Colón. En ese sitio, las familias han construido un espacio de vocación de memoria y justicia.
En la Glorieta de las Mujeres que Luchan. Foto Alfredo Domínguez / Archivo
IV
La Glorieta de las y los Desaparecidos (antigua Glorieta de La Palma) fue tomada el 8 de mayo de 2022 por colectivos de familias de distintas partes del país, justo dos días antes de la marcha del 10 de mayo que todos los años sale del Monumento a la Madre al Monumento a la Independencia. En su comunicado señalan: “…este será un espacio que funcionará como un dispositivo que pretende no sólo ser un recordatorio de las miles de personas que el Estado no ha querido buscar, sino que se convertirá en un espacio que los familiares de las personas desaparecidas y el resto de la sociedad podamos utilizar para que las memorias perduren como nuestra exigencia de tenerles de regreso”.
Desde su toma y renombramiento, ambas glorietas se han posicionado en amplios sectores de la población, han ganado simpatía frente a la urgente necesidad de nombrar y tener un sitio de memoria para las cientos de miles de agraviados de este país. No son espacios ilegales. Tienen el reconocimiento y la legitimidad que las familias han ganado por la vía de los hechos y las acciones permanentes que realizan.
Mientras el tiempo pasa, las glorietas se consolidan como puntos referenciales, son puntos de encuentro de memoria, verdad y justicia.
En la Glorieta de las y los Desaparecidos. Foto Marco Peláez / Archivo
Escultor y defensor de derechos humanos