Por cada peso que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) destina a la expedición de certificados de asilo, la Oficina en México de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) desembolsa más del doble, es decir, 2.2 pesos. Sin este apoyo económico, el órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación estaría colapsado.
“Es obvio que, con una capacidad operativa limitada y con una cantidad tremenda de gente que llega, pues no nos damos abasto. Si llegaran las personas que lo hacían hace 10 años no tendríamos ningún problema, pero ahora tenemos que partirnos como leones”, justificó el titular de la Comar, Andrés Ramírez Silva.
En los últimos cinco años, la Acnur entregó 453 millones 300 mil pesos a la Comar, cifra que representa 2.2 veces el presupuesto federal asignado de 2019 a 2023, el cual apenas suma 199 millones 455 mil 885.
El comisionado Ramírez admitió que la Comar no cuenta con los recursos económicos ni el capital humano suficientes, por lo que no se dan abasto. “El presupuesto es insuficiente y tendría que mejorar porque es una dinámica tendencial que se está incrementando año tras año. No es que sólo en México haya muchas personas solicitantes, es la situación que se vive a nivel internacional con desplazamientos forzados”.
Lo anterior revela que si la Comar goza de cierta capacidad operativa es gracias a la Acnur, de lo contrario no sólo estaría rebasada, como ha ocurrido en el último lustro, sino que prácticamente no podría operar para entregar certificados de refugio a los solicitantes, que suelen esperar más de una semana para conseguir una cita.
Datos del organismo internacional revelan que para 2023 apoyará a la Comar con 118 millones 100 mil pesos, monto que es 2.4 veces mayor que su presupuesto federal, que es de 48 millones 339 mil pesos para el actual ejercicio fiscal.
Esta situación evidencia “una grave crisis”, porque “si no fuera por la Acnur, no tendría dinero, la comisión está totalmente rebasada dada la coyuntura actual en la que han aumentado drásticamente las solicitudes”, alertó Tonatiuh Guillén, profesor-investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM.
Consideró además que la Comar debería tener un rol “más políticamente activo y con más capacidades operativas, pero ha estado y está marginada de la estructura presupuestal”.
Los montos que recibió del organismo internacional muestran que, en 2019, la Acnur le dio el triple de su presupuesto federal, al destinar 54 millones 130 mil pesos, en tanto que en ese año la Secretaría de Gobernación solamente le otorgó 17 millones 879 mil pesos. Tendencia que se mantuvo en 2021, al darle el doble de los 40 millones de recursos federales, al igual que en 2022, cuando le dio 129 millones 180 mil pesos, equivalente a 2.8 veces los 45 millones 667 mil que le dio la Federación.
De acuerdo con documentos del organismo internacional, el apoyo institucional que se ofrece a la Comar es “para que las personas puedan acceder a la protección”, pues en el caso de México esta comisión es la encargada del proceso para determinar la condición de refugiado y por ello es que recibe presupuesto.
Ramírez Silva admitió que sin más presupuesto es imposible mejorar y “es lógico que la Comar se tarde más en atender porque cada vez viene más y más gente. No es lo mismo que mil 300 personas hayan llegado al país en 2013 para solicitar refugio, mientras que para 2018 hayan subido a 29 mil 700 solicitantes y en 2021, a 130 mil”.