Contra viento y marea, los paisanos no dejan de apoyar a sus familias, y de paso al país y a la economía que paradójicamente los expulsaron de su tierra ante la ostentosa cuan creciente falta de oportunidades producto de esa suerte de apartheid económico y social que fue el régimen neoliberal. Miles y miles de millones de dólares ingresan anualmente por concepto de remesas, hasta romper récord tras récord.
En lo que va de la presente administración (hasta el tercer trimestre de 2023) por el concepto referido los paisanos han inyectado poco más de 201 mil millones de dólares (más de 4 billones de pesos), y de diciembre de 2018 a igual mes de 2022, el monto de los envíos creció 73.7 por ciento... y contando.
El más reciente informe oficial (correspondiente a marzo de 2023) fue reseñado así por La Jornada (Braulio Carbajal): “en marzo de 2023 los ingresos por remesas alcanzaron un nivel sin precedente para un mismo mes de 5 mil 194 millones de dólares, lo que significó un avance anual de 10.7 por ciento, reveló el Banco de México; según el reporte del banco central, el monto acumulado de los recursos que mandan los mexicanos que viven en el extranjero, especialmente en Estados Unidos, al cierre del primer trimestre de 2023, ascendió a 13 mil 948 millones de dólares. Dicha cifra representa un nivel nunca visto para un periodo igual, con un incremento de 11.4 por ciento en comparación con igual periodo de 2022”.
De acuerdo con la estadística oficial, el ingreso de divisas registrado sólo en el primer trimestre de 2023 equivale a poco más del monto acumulado por el mismo concepto en el periodo 1995-1997, en el sexenio de Ernesto Zedillo, el genio que muy quitado de la pena prometió “bienestar para la familia” ( prianista).
En días pasados se conoció que será la Financiera para el Bienestar la encargada de captar las remesas de los paisanos, con el fin de reducir los gastos financieros que para ellos implica remitirlas, para lo cual habilitó una tarjeta; por medio de ella y con una comisión de 3.99 dólares (10 dólares menos que el promedio que cobran las empresas privadas dedicadas a estos menesteres), podrán enviar hasta 2 mil 500 dólares.
La directora de la Financiera para el Bienestar, Rocío Mejía Flores, calificó esa decisión de “acto de justicia social”, porque el gobierno federal ofrece, por primera vez, un instrumento financiero para que los trabajadores migrantes en Estados Unidos trasladen dinero a sus familias en México. “Es también la primera vez que se ofrece a los migrantes mexicanos una cuenta bancaria, con autorización del gobierno estadunidense, para hacer sus envíos, aunque el instrumento va más allá de ser el medio para una transacción financiera”, detalló la funcionaria en entrevista con La Jornada (Roberto González Amador y Alejandro Alegría).
Mejía Flores reitera que “el objetivo más importante es la justicia social. Nuestros paisanos hacen mucho cuando deciden irse, buscan el empleo, un ingreso; padecen marginación, segregación, discriminación, todo lo que les pasa allá. Con este programa de la tarjeta de la Financiera para el Bienestar se atiende una asignatura pendiente de un gobierno democrático que busca justicia social para ellos y darles un apoyo directo”.
Además, detalló, el apoyo tiene al menos dos vías: por un lado, un trabajador mexicano en Estados Unidos, sin importar su situación migratoria, tiene acceso a una cuenta bancaria, un instrumento con el que manejar de manera segura su dinero, pero también un acceso a una identidad financiera. Y, la otra, un medio para movilizar las remesas a su familia que, al ser a un menor costo que el de las firmas privadas, se traduce en un mayor monto de pesos por los dólares remitidos. Nosotros no buscamos ganancia. Hay paisanos que envían 60 dólares y las agencias privadas les cobraban 10 o 14 dólares por envío. En Estados Unidos, el migrante mexicano sólo necesita ir a un consulado para obtener la tarjeta; abre su cuenta y la activa desde una aplicación digital, en un proceso sencillo que no lleva más allá de unos cuantos minutos” (ídem).
Las rebanadas del pastel
Cada día más nervioso, Marcelo Ebrard se parece a su padrino político, Manuel Camacho, quien en 1993 hizo tango tras tango antes y después de que destaparan a Luis Donaldo Colosio. “Si no soy yo, el caos”, decía el segundo y ahora repite el primero, también dedicado al show … Entonces, ¿estrenará la Suprema Corte Legislativa de la Nación?… Va un fuerte abrazo para mi amado Chícharo por otra velita en su pastel.
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