Ciudad de México. La alta demanda de cable alimentador de cobre en el mercado negro ha provocado que en esta administración se hayan robado 56 mil 51 metros en el Servicio de Transportes Eléctricos (STE) y en el Sistema de Transporte Colectivo Metro, que presentaron 536 denuncias y erogaron alrededor de 200 millones de pesos para sustituirlo.

Las principales afectaciones de este delito para ambos sistemas, que realizan alrededor de 5 millones de viajes diarios, son cortocircuitos, daños en subestaciones rectificadoras y en la red de energía, así como problemas en el control de trenes y comunicación en el Metro.

Además, deja sin servicio la línea o sección donde ocurrió el robo, como sucedió en la línea 6 del Trolebús, que corre de las estaciones El Rosario a Chapultepec del Metro, el 11 de septiembre de 2020, cuando la suspensión fue de 375 minutos.

Mientras, el servicio en las estaciones Indios Verdes, Deportivo 18 de Marzo, Potrero y La Raza de la línea 3 del Metro fue suspendido por tres días tras la colisión de dos trenes el pasado 7 de enero, que dejó un muerto y 106 lesionados.

Dicho problema, que no se presenta en las dos líneas de Cablebús y el Trolebús Elevado, provoca además la pérdida de captación por la venta de servicio y retrasos en los tiempos de traslado de los usuarios, señalaron ambos organismos.

El STE informó que en esta administración le han sido robados 41 mil 501 metros de cable, principalmente en la línea 1, Corredor Cero Emisiones Eje Central, equivalente a poco más de la extensión conjunta del Tren Ligero, las dos líneas de Cablebús y el Trolebús Elevado.

Dicha situación ha derivado en la presentación de 479 denuncias ante Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, de las cuales 275 se concentraron en 2019, cuando fue excluida de la póliza de seguro integral la cobertura de robo en las líneas de transmisión.

El cobre con el cual están fabricados los cables alimentador y troley, con calibres diferentes y costo de 2 mil 312 a 4 mil 21 pesos, ha representado una erogación promedio de 131.5 millones de pesos para su sustitución.

Los principales focos rojos detectados en la red de 10 líneas de Trolebús, que cuenta con una extensión de 258.79 kilómetros, se ubican en las colonias Guerrero, Buenos Aires, Algarín, Popotla, Sinatel, Álamos, Parque San Andrés y Circuito Interior.

Así como en el Tren Ligero, que va de Tasqueña a Xochimilco, con una extensión de 13.04 kilómetros.

La sustitución de cable alimentador de cobre por conductor alimentador forrado de aluminio ha sido una de las acciones puestas en marcha para evitar la comisión de dicho ilícito, lo cual ha funcionado, pues se han reducido a 15 las denuncias interpuestas este año.

El Metro, por su parte, ha presentado 57 denuncias por la sustracción de 14 mil 550 metros de cable (14.55 kilómetros), con un peso aproximado de 101 toneladas, que implicó sólo el año pasado destinar 50 millones de pesos del seguro para sustituirlo.

Los mayores problemas se registraron entre 2019 y 2022 en las líneas 2, 3, 5, A y B. Uno de los modus operandi es romper la malla ciclónica; otro es ingresar por más de 186 registros ubicados en la vía pública, que conducen al interior de los túneles del sistema.

Las interestaciones que han sufrido mayor robo de cable son, en la línea 2, entre Cuatro Caminos y Panteones y entre Xola y Tasqueña; en la 3, de Indios Verdes a La Raza; en la 5, entre Instituto del Petróleo a Valle Gómez y entre Aragón y Oceanía; en la A es entre Pantitlán y Guelatao, y en la B, entre Ciudad Azteca y Bosque de Aragón.

Por su valor en el mercado, son tres tipos de cable los que más se roban: de alta tensión, señalización y alimentación de la barra guía. Sólo el cable de señalización (K13), que es difícil de adquirir y reparar, conecta con el mando centralizado, la señalización de trenes, el pilotaje automático y lógica de tracción.