Ciudad de México. En menos de tres años se han cometido en diferentes puntos de la Ciudad de México el robo y mutilación de al menos cuatro figuras y conjuntos escultóricos de bronce, en los que se ha determinado como móvil la venta del metal a establecimientos dedicados al comercio de chatarra. Entre los más sonados está la mutilación de los jaguares del monumento a Cuauhtémoc en el Paseo de la Reforma y el hurto de la escultura del David en el corredor escultórico de la avenida Álvaro Obregón.
El más reciente ocurrió en abril en el Parque de los Periodistas Ilustres de la alcaldía Venustiano Carranza: en uno de los pedestales del Monumento a José Pagés Llergo sobresale el par de roscas con las pestañas a las que estuvo adherido el busto de la periodista Lolita Ayala Nieto.
Óscar Luna acostumbra tomar un descanso a la sombra de la arboleda que rodea el monumento después de pedalear al Zócalo desde su domicilio en Ciudad Nezahualcóyotl, donde tiene un negocio de tatuajes. Asegura que el 23 de abril la figura aún estaba junto a otros ocho bronces del conjunto escultórico.
Dos bustos más (de la escritora Elena Poniatowska y el periodista Miguel Ángel Granados Chapa) presentan golpes concentrados en la nuca y el pómulo derecho, respectivamente, que despiertan en Óscar la sospecha de que tuvieron también la intención de desprenderlos de sus bases.
A la desaparición del busto de Ayala –develado en abril de 2008 por la propia comunicadora– se suma la ausencia de la siete letras y el signo de admiración que formaban la palabra “Siempre!” en el muro detrás de la escultura de Pagés.
Pilar Gómez, vecina de la colonia Lorenzo Boturini, contigua al parque donde se ejercita cotidianamente, comentó que las letras desaparecieron hace dos años, así como la placa que estaba a unos metros de allí, al pie de la escultura del empresario Juan Francisco Ealy Ortiz, develada en 2016.
Después del cobre, el bronce es el metal no ferroso mejor cotizado en los locales dedicados a la compra de chatarra para reciclaje, por lo que el robo y mutilación de esculturas elaboradas con dicha aleación es recurrente para ser vendido a esos establecimientos, más que como piezas de colección, para el mercado clandestino del arte.
Ese móvil se determinó también cuando el 22 de mayo de 2021 desapareció la reproducción del David, del escultor florentino Andrea del Verrocchio, de la fuente en la Glorieta del David, en el cruce de Álvaro Obregón y Medellín en la colonia Roma Norte. Aunque el responsable fue detenido al intentar robar otra de las 15 efigies del paseo, la estatua de David –de la que permanece sobre el pedestal la cabeza de Goliat a los pies del pastor– no fue recuperada.
Desde hace cinco años, Gerardo Jesús García opera las bombas y limpia las fuentes de las 8 de la mañana a las 5 de la tarde, y ya perdió la esperanza de que la pieza sea recuperada. “A esa nomás le menearon; está medio delgado el bronce, no la hicieron gruesa y de un jalón la quitaron, pero no hicieron por buscarla. Yo lo que haría es ir a todos los negocios de chatarreros, pero ya la fundieron”.
Recuerda el día que la robaron porque le hizo pasar un mal momento: “El sábado me fui y todavía la vi, y luego me llamaron y me dicen: ‘Tiene que ir a declarar allá en la delegación’. Ah, Chihuahua, ¿y por qué? ‘Tiene que ir a declarar si la vio o no la vio, y no vaya a titubear, porque se lo andan chingando’. Y yo qué culpa tengo de que los mugrosos se la hayan robado”.
También en 2021, el 3 de octubre, fue retirada la escultura de una niña de la obra Molino para la Paz, de Miguel Ángel Campos, inaugurada apenas cinco meses antes en la plaza Sí al Desarme, Sí a la Paz, entre las calles de Peralvillo y Jesús Carranza de la colonia Felipe Pescador.
Se detuvo al responsable, que llevaba el bronce en un diablito para venderlo a un negocio de chatarra, donde fue delatado. La pieza se recuperó, se reinstaló junto con dos pares de zapatos que también fueron desprendidos de la base y se reinauguró en diciembre del mismo año. Sin embargo, a la efigie del niño le mutilaron un corazón de la mano derecha y una paloma posada sobre su hombro izquierdo. Hurtaron además dos placas en forma de corazón colocadas en el piso detrás de ambas figuras.
Unos meses antes, en diciembre de 2020, fueron detenidas en Paseo de la Reforma tres personas que mutilaron cinco de los ocho jaguares del monumento a Cuauh-témoc, quienes aprovecharon que la glorieta se encontraba cercada para cortar los bronces.
El paseo escultórico de Reforma es el mejor testimonio de la sustracción de bronces en los poco más de 5 kilómetros que albergan las figuras instaladas allí en dos etapas: siglo XIX, la zona sur, y en el XX, zonas norte, 38 y 39.
Del total de 77 personajes de la historia del país han desaparecido una decena de ellos en la zona norte. De las 67 restantes, todas ellas en la zona sur, sólo 16 conservan sus placas. Faltan además tres jarrones que decoran el paseo intercalados entre cada estatua.
Las piezas desaparecidas corresponden a Eustaquio Buelna, Jacinto Pat, Manuel Álvarez, Manuel Payno, Ignacio Mejía, Melchor Ocampo, Erasmo Castellanos, Vicente Riva Palacio, Antonio Carvajal y Gregorio Torres.
Próximo al pedestal que albergó la figura de Antonio Carbajal, vecino de la colonia Guerrero, dijo no recordar hace cuánto desapareció la escultura, pero tiene nociones de cuándo desprendieron uno de los jarrones en una base aledaña, que también sigue vacía: “Hará unos nueve o 10 años; agarraron al indigente que la traía. Estamos en una zona con muy poca cultura y las roban los indigentes, los viciosos, para venderlo por fierro viejo. Por eso detectaron al chico con la copa, porque quería venderla para drogarse. Faltan muchas piezas, las que comienzan en esta glorieta (Monumento a José de San Martín) hacia arriba”, dice señalando al norte.
Del personaje que estaba en el pedestal tampoco se acuerda, “no recuerdo si era (Francisco Xavier) Mina o un periodista. Tanto tiempo, se olvida”.