El presidente Joe Biden defendió su decisión de enviar a mil 500 soldados a la frontera sur de Estados Unidos, ante lo que se espera sea un aumento histórico en el arribo de migrantes, ya que las restricciones para que no accedan al país por la pandemia de covid-19, conocidas como Título 42, expiran el próximo jueves.
“He pedido ayuda a este Congreso en términos de lo que necesitan en la frontera y requieren más agentes”, comentó Biden en entrevista con la cadena MSNBC, y aseguró: “Necesitan más personal para despejar a la gente”.
Los mil 500 militares autorizados la semana pasada por orden ejecutiva de Biden se suman a los 2 mil 500 integrantes de la Guardia Nacional ya desplegados en la zona limítrofe con México.
Los efectivos recién enviados están “allí para liberar a los agentes fronterizos que necesitan estar en la frontera. (…) Y están llegando otras mil personas; son jueces de asilo para dictar sentencias que hagan avanzar las cosas”, destacó.
De acuerdo con la ley federal, las tropas en servicio activo no pueden hacer cumplir directamente las leyes estadunidenses, incluidas las de migración. Demócratas y republicanos criticaron la medida, calificándola de teatro político y acusaron al presidente de haber tenido años para idear una respuesta.
La Casa Blanca informó que los militares se dedicarán a tareas administrativas y de monitoreo para aligerar el trabajo a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) durante 90 días, pero el lapso podría alargarse.
Los despliegues se producen cuando aumenta la cantidad de intentos de cruce antes de que finalice el Título 42 el próximo 11 de mayo. La política de la era de la pandemia ha permitido a la administración de Biden expulsar rápidamente a las personas gracias a una regla de salud que implementó Donald Trump durante la emergencia sanitaria por el covid-19.
Con múltiples declaraciones de emergencia por la ola migratoria en ciudades fronterizas y el anuncio de medidas de procesamiento de solicitudes de asilo más estrictas, anunciadas por el gobierno de Biden en abril pasado junto con la consigna constante de que “la frontera está cerrada”, el despliegue militar es parte de un esfuerzo no sólo para abordar la crisis en la zona, sino también para contrarrestar las acusaciones republicanas de que los demócratas han perdido el control de la frontera.
En abril pasado, la Patrulla Fronteriza detuvo a unos 183 mil indocumentados, de acuerdo con datos preliminares proporcionados a la agencia noticiosa Reuters por Brandon Judd, presidente del Consejo Nacional de ese cuerpo de vigilancia, un aumento de 13 por ciento desde marzo.
Más de 19 mil migrantes se encuentran recluidos actualmente en las instalaciones de la CBP, lo cual supera la capacidad en 200 por ciento, de acuerdo con Judd.
Al hablar con la MSNBC, Biden argumentó que se necesitaba una respuesta legislativa y que depende del Congreso aprobar un proyecto de ley de migración.
El mandatario también pidió un camino para dar la ciudadanía a los jóvenes migrantes que entraron al país de forma irregular cuando eran niños y que están en el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), y que algún día podrían enfrentar la deportación. Las empresas estadunidenses han insistido que poner fin a este programa dañaría la economía.