Moscú. El escritor ruso Zajar Prilepin, figura emblemática en favor de la incorporación a Rusia del este y el sur de Ucrania desde la anexión de Crimea en 2014, resultó herido ayer, tras un atentado con bomba, en el que murió su escolta, Aleksandr Shubin, quien iba al volante del vehículo Audi que quedó destrozado por la explosión.

Los hechos ocurrieron en la localidad de Pionerskoye, cuando Prilepin, considerado uno de los ideólogos del llamado Mundo Ruso que promueve reunir de nuevo a todos los rusohablantes de diferentes lugares que formaron parte del imperio zarista, regresaba del frente en el Donbás a su casa en la región de Nizhny Novgorod, a 400 kilómetros de Moscú en dirección oeste, a orillas del río Volga.

Hay versiones contradictorias sobre el estado de salud de Prilepin, trasladado en helicóptero a un hospital. Algunas agencias noticiosas rusas reportaron que está grave y, en cambio, el gobernador de Nizhny Novgorod, Gleb Nikitin, indicó que tiene varias fracturas, pero su vida está fuera de peligro.

Shubin, su escolta, un paramilitar separatista de 27 años, originario de Lugansk, apodado Zloi (Malvado), murió al estallar el artefacto con dos kilogramos de TNT colocado debajo de la parte delantera del coche.

Un hasta ahora desconocido grupo guerrillero Atesh, que dice agremiar a tártaros de Crimea, ucranios y rusos, reivindicó el atentado en la red social Telegram.

El Ministerio del Interior se adelantó al FSB (Servicio Federal de Seguridad) al informar que detuvo a un individuo de origen ucranio que “podría estar relacionado con el atentado”, según la portavoz de esa dependencia Irina Volk, quien agregó que varios policías serán condecorados por “la rapidez con la que ayudaron a esclarecer los hechos”.

Poco después, el Comité de Instrucción de Rusia, que se hizo cargo de la investigación, informó en un comunicado que el detenido, identificado como Aleksandr Permiakov, ciudadano ucranio nacido en 1993 y que tiene antecedentes penales por haber cometido un asalto en su país, “confesó que actúo siguiendo órdenes del servicio secreto” de Ucrania.

El servicio de seguridad ucranio subrayó que “oficialmente no podemos ni confirmar ni desmentir hechos que les suceden a los ocupantes. Todo se sabrá cuando ganemos la guerra”, respondió así al diario Ukrainskaya Pravda.

“Nos enfrentamos a un enemigo cobarde que busca intimidarnos. Elige como blanco a los verdaderos patriotas de nuestro país, aquellos que dedican todas sus fuerzas al servicio de la patria y están haciendo todo lo posible para acercar la victoria sobre el neonazismo ucranio”, opinó el secretario adjunto del Consejo de Seguridad ruso, Dimitri Medvediev.

Para la cancillería rusa no hay duda de que el atentado “es responsabilidad directa de Estados Unidos y Gran Bretaña”, escribió en Twitter su vocera, María Zajarova.

“Es un hecho: Washington y sus aliados de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) han alimentado a otra célula ‘terrorista’ internacional: el régimen de Kiev. Bin Laden, el Estado islámico y, ahora, (el presidente ucranio, Volodymir) Zelensky y sus matones”, precisó Zajarova.

El autor de Patologías, Sanka o Pecado, libros ya traducidos al español, con frecuencia pasaba temporadas en el Donbás, donde llegó a ejercer, entre 2016 y 2018, de comandante de un batallón de voluntarios en la llamada República Popular de Donietsk que en su honor llevaba su nombre.

Desde que comenzó la “operación militar especial”, Prilepin se incorporó a la Guardia Nacional rusa mediante contrato, aunque seguido venía a Rusia a dictar conferencias y se mantenía muy activo en redes sociales.

Ayer mismo escribió un mensaje de apoyo al magnate Yevgueni Prigozhin, quien antier causó una suerte de terremoto en las redes sociales al insultar con nombres y apellidos a los máximos responsables de la cúpula militar rusa y amagar con retirar a los mercenarios del grupo Wagner que están en Bakhmut para “evitar su muerte sin sentido, ya que no les dan municiones”.

Prigozhin difundió un comunicado en el que agradece a Ramzan Kadyrov, gobernante de Chechenia, su ofrecimiento de enviar el destacamento Ajmad, formado por miembros de su guardia personal, para sustituir al grupo Wagner, y reitera que a las 00:00 horas del 10 de mayo, cuando “estima que se le acabarán las municiones”, cederá sus posiciones a los chechenos enviados por Kadyrov.

En tanto, el comandante de la fuerza aérea de Ucrania, Mykola Oleschuk, aseguró que un sistema de defensa antiaérea Patriot estadunidense permitió derribar por primera vez un misil balístico hipersónico del tipo Kinzhal (Puñal), uno de los proyectiles más modernos del arsenal ruso.

“Sí, interceptamos un ‘invencible’ Kinzhal, lanzado desde territorio ruso por un Mig-31K, durante el ataque nocturno del 4 de mayo en los cielos de la región de Kiev”, informó Oleschuk.

El vocero del ejército ruso, general Igor Konashenkov, no hizo ayer ningún comentario al respecto en su rueda de prensa diaria. En contraste, Serguei Aksionov, gobernante de Crimea, dio a conocer que se logró derribar dos misiles Grom-2 de fabricación ucrania apenas aparecieron en los radares de la anexionada península.

En otro orden de asuntos, Rusia sigue insatisfecha con los avances que demanda para la exportación de sus fertilizantes y productos agrícolas, por lo cual la reunión que debía celebrarse el viernes a nivel de viceministros de Defensa ruso y ucranio en Estambul, con mediación de Naciones Unidas y Turquía, para prolongar el llamado “pacto de los cereales”, que vence el 18 de mayo próximo, no se llevó a cabo y se pospuso para la semana entrante.

El viceministro de Relaciones Exteriores, Serguei Vershin, reiteró las quejas rusas al recibir en Moscú a Rebeca Grynspan, secretaria general de la Untad (Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), informó la cancillería.